Page 6 - MUJERES A SEGUIR Nº 3
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# opinión
y
Silvia Ocaña Directora Mujeres a Seguir Foto: Michael Selley
Preguntas incorrectas
Que los culpables, los únicos culpables de todas las agresiones sexuales, son los agresores
debería ser una obviedad, pero parece que no lo tenemos tan claro. Lo hemos visto en el caso
Weinstein, sobre el que incluimos un amplio reportaje en este número. “¿Para qué suben a
una habitación de hotel?” “¿Por qué no denunciaron antes?” “¿Por qué siguieron trabajando
con él?” Y lo hemos visto también en el proceso que juzga a los cinco acusados de violar a una
chica de 18 años en los sanfermines. La defensa contrató a un despacho de detectives para
que espiase a la víctima y sus redes sociales en las semanas posteriores al suceso, no fuera a
ser que a la chica se le hubiese ocurrido intentar seguir con su vida normal. El juez decidió
tomar el informe en consideración para incorporarlo a la causa.
Son ejemplos de que ese perverso mecanismo social por el que se responsabiliza a la víctima,
aunque sea en parte, de lo sucedido, sigue funcionando. “¿Había bebido?” “¿Qué ropa
llevaba?” “¿Cómo se le ocurre andar sola en plena noche?” Como si beber, vestir de una
manera o ir por la calle a determinada hora fuese una invitación a algo. Que durante la
investigación y el juicio se tenga que demostrar que el delito se ha cometido es lo normal
en un Estado de derecho. Que se cuestione lo que hizo la víctima antes o después de una
violación es, sencillamente, intolerable.
Lo bueno —si es que se puede sacar algo bueno de situaciones tan terribles— ha sido la ola
de indignación, por un lado, y de solidaridad, por el otro, que se ha generado en ambos casos.
Entre hombres y mujeres. Se habla del tema, y eso es bueno, porque solo planteándonos
las cosas, haciéndonos entre todos conscientes de que muchos de los comportamientos y Solo
actitudes que hemos normalizado son de todo menos normales, los cambiaremos.
PlanteándonoS
En enero de 1976, la revista Redbook hizo una encuesta entre sus lectoras sobre acoso laS coSaS,
sexual en el entorno laboral. Fue una investigación bastante pionera sobre el tema. De haciéndonoS
hecho, el término ‘acoso sexual’ había empezado a utilizarse pocos años antes en los círculos entre todoS
universitarios estadounidenses. Recibieron respuesta de unas 9.000 mujeres. El 90% de ellas
declararon haber sufrido algún tipo de acoso por parte de sus compañeros o superiores: conScienteS
desde miradas lascivas a comentarios o bromas de tipo sexual, indirectas, contacto físico de que
indeseado (tocamientos, pellizcos, frotamientos) o incluso proposiciones para mantener muchoS de loS
relaciones sexuales en situaciones en las que las mujeres sabían que rechazar la propuesta comPortamientoS
podía ser perjudicial para sus carreras. Exactamente cuarenta años después la revista repitió
la investigación para acabar descubriendo que la situación había cambiado poco: en 2016, el y actitudeS
80% las mujeres declararon haber vivido alguna situación así. que hemoS
normalizado Son
Quizá suene ingenuo, pero movimientos como #MeToo o #HermanaYoTeCreo me hacen de todo menoS
tener esperanza. Una de las expertas que participan en el reportaje sobre el acoso que
publicamos asegura que algo así hubiese sido impensable hace diez años. Ojalá no haya que normaleS, loS
esperar otros cuarenta más para que el mensaje cale de verdad. # cambiaremoS
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