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Susana Rodríguez empezó a hacer atletismo de niña, animada por
una profesora de la ONCE, y después se pasó al triatlón, uno de
los deportes más duros que hay, tanto por la preparación física
como por la fortaleza mental que requiere. “Al triatlón me llevaron
las casualidades y a la medicina me llevó mi gusto desde pequeña
por las ciencias y el cuidado de la salud. Mi padre es anestesista
y siempre le recuerdo hablando con satisfacción y pasión de
su profesión”. Para compaginar ambas carreras, tanto cuando
estudiaba como cuando después empezó a trabajar, Rodríguez
dice que han sido fundamentales dos cosas: la disciplina y no
perder nunca de vista el objetivo. “Como todo el mundo, yo
también tengo momentos complicados y también he sentido a
veces que todo era difícil. Sin ir más lejos, cuando faltaban siete
meses para Tokio, en enero de 2020, me diagnosticaron una
cardiopatía y llegué incluso a ver peligrar mi presencia en los
Juegos. Siempre existen obstáculos y no queda otra que buscar
la manera de sobreponerse a ellos”, asegura. “Si además de tener
talento, eres perseverante, puedes conseguir cosas que a priori
parecen imposibles”.
Por las mismas fechas en las que a ella le detectaron ese problema
de corazón, el resto del mundo asistía, todavía sin tener idea de
lo que se le venía encima, a la expansión de un brote de casos
de neumonía en Wuhan (China) que, poco después se supo,
estaban causados por un nuevo tipo de coronavirus. Rodríguez
trabajaba por entonces como residente en el Hospital de Santiago
de Compostela. “Fueron para mí momentos duros, como para
todo el mundo, por la incertidumbre, el desconocimiento inicial
sobre el virus y los terribles datos de contagiados y fallecidos.
Todo iba a peor cada día”, relata. Durante el día trabajaba como
médico y después entrenaba tres horas en casa con la bicicleta
en el rodillo, la cinta de correr y con una máquina de remo.
“Ya no había carreras ni ningún objetivo en el calendario, pero
para mí era mi momento personal del día, con el que recuperar
fuerzas para afrontar la siguiente jornada en el hospital”. Esa
determinación inquebrantable le ha llevado incluso a la revista
Time, que reconoció, con la portada que le dedicó este verano, su
Nació con albinismo y una grave esfuerzo y dedicación.
deficiencia visual, pero eso no ha Tras pasar lo peor de la pandemia, hace ahora algo más de un año,
impedido a Susana Rodríguez perseguir decidió aparcar temporalmente la medicina para entrenar a tiempo
sus sueños. Fue la primera mujer completo y lograr cumplir así su gran sueño: ganar una medalla en
los Juegos. El paréntesis será, en cualquier caso, temporal, porque
ciega en licenciarse en Medicina en en el futuro pretende seguir compaginando sus dos pasiones. El
España y durante la pandemia de la oro que ganó en Tokio junto a su guía, Sara Loehr, se ha sumado
Covid-19 ejerció en el Hospital de a los siete mundiales y los seis europeos de triatlón adaptado que
ya había ganado. Estos Juegos, reconoce Rodríguez, han sido un
Santiago de Compostela al tiempo que poco diferentes por toda la incertidumbre que los ha rodeado, pero
seguía preparándose para los Juegos igual de emocionantes y exigentes que cualquier otra cita olímpica
Paralímpicos de Tokio, de los que volvió para los deportistas. “Durante los días en Tokio disfruté mucho,
aunque también fue duro por toda la presión que llevaba. Ganar
con un oro. una medalla de oro fue un sueño hecho realidad”. #
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