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Hyundai. Única marca
# opinión MUJERES A SEGUIR 295X230.pdf 1 11/10/22 15:21
y
con 5 tecnologías eléctricas.
Elvira Navarro Escritora
Cuando los El título de este artículo es tramposo, ya lo sé, porque los bares no fueron
bares no son jamás para todos con esa rotundidad. Sin embargo, durante mucho tiempo Híbrida 48V
Madrid podía presumir de ser una ciudad acogedora no solo porque casi
para todos nadie era de aquí de ese modo en el que un nacionalista saca su pecho
henchido de rancio abolengo, sino por los bares en los que cualquiera se
podía refugiar: el borracho, el parado, la anciana con ganas de pegar la Híbrida eléctrica
hebra, el oficinista, la funcionaria, los estudiantes, una madre con su hija.
Te metías a beber una caña rápida o a merendar un café calentito y un Híbrida-enchufable
croasán plancha y veías un mundo más allá del tuyo. De tu clase social,
de tus gustos, de tu edad, de tu ocupación. Estoy hablando de los bares
del centro de la ciudad, no de los de los barrios, donde la mezcla de clases 100% Eléctrica
sociales es más difícil.
Pila de hidrógeno
Hasta la llegada de la globalización, el centro de Madrid tenía tanto de
barrio como de centro. Era el lugar de encuentro de mucha gente que
se desplazaba hasta allí para hacer cualquier cosa (comprar, pasear, ver
a amigos). Al mismo tiempo, sus calles seguían siendo barrio, es decir,
había vecinos, gente que llevaba décadas viviendo por aquellos lares.
Sólo los aledaños más inmediatos de Preciados, Sol y la Gran Vía tenían
esa tonalidad sombría de las partes de la ciudad que mutan en un puro
centro comercial al aire libre, donde todo es tránsito por el día y desierto
de aceras sucias de noche, cuando las tiendas echan el cierre. No había en
aquel Madrid demasiados turistas, solo los que venían a ver el Prado y las
cuatro cosas más que se visitaban. Los veías por la Plaza Mayor o por las
calles principales de Huertas o La Latina, pero bastaba con desviarse para
reencontrar el barrio con sus bares no especializados en sacarle los cuartos
al guiri, sino en algo bien distinto: fidelizarte a base de acogerte. No todos
lo hacían, claro, pero sí muchos. Aunque solo fuese porque el negocio era
propio y convenía que funcionara.
La explosión del turismo ha acabado con casi todos ellos. A medida que
los barrios del centro han pasado de ser barrios residenciales a lugares para
el ocio, la faz de la ciudad ha abandonado el casticismo, o lo conserva de
mentirijilla, maqueado. Es probable que ahora haya más locales de ocio
que nunca, pero muchos son franquicias, esto es, sitios que no invitan a
quedarse, sino solo a consumir rápido, a cargo de camareros mal pagados
y cuya comida es prefabricada: sándwiches precintados y smoothies hechos
en algún polígono. Cuando no hay una franquicia, encontramos un bar
o restaurante de tapas típicas de mala calidad: tortilla de patatas con las
patatas hervidas en vez de fritas en aceite de oliva, y con huevina en lugar
de huevo (deberían de dejar de llamar a eso tortilla española y ponerle otro
nombre). Paellas de Paellador. Croquetas que nunca son caseras, sino IONIQ 5. Mireia
congeladas. Patatas bravas que por supuesto proceden de una bolsa, y cuya
salsa es una angustiosa mezcla de mayonesa con kétchup. Calamares fritos 100% Eléctrico. Belmonte
en un aceite que parece de coche. Todo caro y malo, sin ningún amor por
lo que se hace ni por cuidar al cliente. Por no hablar de los restaurantes
pretenciosos de comida internacional, cuqui o algo por el estilo, que
tampoco suelen tener buen género y donde pagas precios desorbitados. En
casi todos estos casos, los dueños ya no llevan sus locales personalmente,
sino que son capitalistas que delegan el trabajo en otros, casi siempre mal
remunerados, para que cocinen y sirvan las mesas. Frialdad total, negocio En Hyundai ya estamos trabajando para eliminar la huella de carbono.
puro y duro, el trabajo desprovisto de cualquier vocación de cuidado y Gama 100% eléctrica en Europa en 2035.
servicio. Y es que la desaparición de aquellos viejos bares que te acunaban
incluso siendo rabiosamente cutres es una señal más de cómo la ciudad,
cuyo sentido debería ser que la vida fuera buena para sus habitantes, se
vuelve inhumana. El proceso parece imparable. # Hyundai IONIQ 5: Emisiones CO combinadas (gr/km): 0 durante el uso. Consumo eléctrico (Wh/km): 167 (batería 58 kWh) – 190 (batería 73 kWh).
Autonomía en uso combinado (km)*: 384 (batería 58 kWh) – 481 (batería 73kWh). Autonomía en ciudad (km)*: 587 (batería 58 kWh) – 686 (batería
73kWh). Valores de consumos y emisiones obtenidos según el nuevo ciclo de homologación WLTP. *La autonomía real estará condicionada por el
estilo de conducción, las condiciones climáticas, el estado de la carretera y la utilización del aire acondicionado o calefacción. Modelo visualizado:
66 IONIQ 5 Energy. Más información en la red de concesionarios Hyundai o en www.hyundai.es