La nueva propuesta de directiva europea de Televisión sin Fronteras se aprobará, parece ser, con algunos cambios que afectan a la publicidad en televisión. Al conocerse la noticia, rápidamente se montó un cierto circo mediático y cundió la especie de que la Comisión daba carta blanca a las televisiones para ser, más aún que hoy, un continuo publicitario salpicado de trozos de programa. Analizando la propuesta se ve en seguida que habrá pocos cambios, aunque estos podrán ser negativos o positivos dependiendo de quién y cómo se miren. Habrá más cortes, publicitarios, pero en teoría los mismos minutos de publicidad por hora, es decir doce minutos. Este límite de doce supuestos minutos habrá hecho sonreír a más de un lector de diarios al conocer la noticia. Y no es de extrañar, porque la habilidad de las cadenas españolas para sortear esa barrera sí que no conoce límites. Y de eso saben mucho quienes realizan el Observatorio de la Publicidad promovido por la AEA. Y contra esta habilidad parece que los legisladores no han planteado recursos suficientes. Por otro lado, parece lógico que los programadores tengan una mayor libertad a la hora de repartir sus espacios publicitarios. Más cortes es algo que puede beneficiar a los anunciantes, ya que el efecto desconexión mental de los bloques de 15 minutos (incluyendo patrocinios y autopromos, que según nuestras cadenas no cuentan), se limitará. Eso también podrá beneficiar a las cadenas, que evitarían parte del zapping. Y si es bueno para los anunciantes y las cadenas, debería no serlo para los espectadores, pero quizás no sea así. La desesperación de las interrupciones interminables podría disminuir. En definitiva, si la directiva sale del Parlamento como se está planteando por la Comisión, pocos cambios han de esperarse. Pero sí que existen algunos peligros ocultos. El primero es que la citada creatividad de nuestras cadenas les lleve a lograr más interrupciones pero de la misma duración a base de esos formatos que 'no cuentan'. La segunda, que cada gobierno comunitario tendrá que trasponer la nueva directiva y en ese momento tendrán en su mano una gran libertad para restringir una de las fórmulas más utilizadas por los anunciantes para huir de la saturación de los bloques, como es el emplazamiento de producto. Dependiendo de las circunstancias políticas, podríamos ver un asunto profesional convertido en arma arrojadiza. Ojalá no sea así.
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