Imágenes de la tienda |
Más información en la web de M |
M, el estudio de diseño gráfico e interiorismo fundado a principios de año por Marion Donneweg, Mireia Roda y Merche Alcalá, las dos primeras con una larga trayectoria en el campo del diseño y la dirección de arte en distintas agencias, y la tercera, arquitecto, lo ha conseguido con Happy Pills. Ubicado en la calle Els Arcs, de Barelona, junto a la plaza de la Catedral, una zona prácticamente exenta de centros educativos y, por tanto, con ausencia de público infantil, potencial target de una tienda de estas características, sorprendió a los barceloneses cuando se inauguró poco antes del verano, y también a los visitantes extranjeros de la Ciudad Condal.
Pero no ha sido por casualidad. Detrás de todo este fenómeno hay una minuciosa y elaborada estrategia de marketing con muchas dosis de creatividad.
Receta
¿Cuál es la receta? Pues, como ilustra el cartel que preside la tienda en el que se da a conocer la composición de los caramelos: mucha imaginación a la vez que sentido común. Si no, basta repasar algunos de los componentes de estas píldoras mágicas: 3% de azul cielo, 2% de chiste verde, 2% de cosquillas, 6% de acento andaluz, 2% de retranca gallega, 9% de gol en el último minuto y así, hasta el 100% de Happy Pills. Si todo ello es pura imaginación, el sentido común se puso en la estrategia.
El equipo de M convenció al cliente, que se dejó llevar sin ningún recato, para reinventar el producto. Le puso nombre y logotipo (una cruz roja con claras reminiscencias sobre lo saludable), diseñó el local, los rótulos, y el packaging, dando a los envases un sentido práctico como si de un botiquín sanitario se tratase: los hay de emergencia, de fin de semana, para cada momento del día, en envase familiar para golosos compulsivos y, además, clasificó los caramelos por sus efectos sobre la salud… mental.
No en vano, la idea sobre la que nace Happy Pills es la de que los caramelos son, en realidad, pequeños bocados de felicidad. Así, hay píldoras contra los lunes, contra el precio de la vivienda, contra la dieta de la piña, contra los amigos invisibles sin imaginación o contra los domingos sin fútbol... Y todo porque, aquí viene quizá la cuestión básica, la primera propuesta de M fue, reinventarse a los clientes habituales de este tipo de establecimientos: Happy Pills no sólo no es una tienda de chuches convencional en su diseño y presentación, tampoco en sus clientes. Es una tienda para adultos, a la que por supuesto se permite la entrada de los niños.