Si una realidad no tiene nombre es como si no existiera y, por tanto, no se puede denunciar. Con esta premisa, y coincidiendo con el Día Internacional de la Palabra, celebrado el 23 de noviembre, el Proyecto LIBERA, de SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, quiere poner en valor la palabra basuraleza, reclamando la necesidad de que el término se reconozca y entre en el diccionario de la Real Academia Española.
Desde su creación hace cuatro años como alternativa al anglicismo littering, la palabra ha tenido más de 1.300 apariciones espontáneas en medios de comunicación, ha traspasado las fronteras del mundo hispanohablante (llegando a Sudamérica, Estados Unidos, Francia, etcétera) y ha sido usada por personajes de las letras y grupos editoriales.
Y como el término cumple el principal requisito, que es que se utilice, la agencia Darwin & Verne ha puesto en marcha una campaña de movilización para pedir a la RAE su inclusión.
“¿Qué mejor forma de sentar el debate que a través de las propias sillas de los académicos?”, se pregunta la agencia responsable de la iniciativa en una nota de prensa. Por ello, y a partir de basuraleza encontrada en recogidas, un ebanista ha recreado las icónicas sillas de la RAE para sacarlas a la calle, concretamente aquellas con las letras que forman la palabra basuraleza.
La acción, a cuya ficha técnica puedes acceder aquí, se acompaña con la petición formal a la RAE y con una activación en Twitter, donde, a través de una videowebsite card, se ha creado una silla virtual de la RAE. En ella, los usuarios podrán sentirse académicos por un día, eligiendo la letra de su silla y tuiteando cada uno de los motivos, de la A a la Z, por los que basuraleza debería entrar en el DLE.
El recorrido de ‘basuraleza’
El término ha tenido más de 1.300 menciones espontáneas por parte de terceros en medios de comunicación, tanto audiovisuales como escritos: El País, El Mundo, El Confidencial, TVE, Antena 3 o Telecinco. También ha viajado hasta todos los países hispanohablantes, apareciendo en medios relevantes como Clarín (Argentina) o El Sol de Irapuato (México).
Además, algunos nombres de las letras han reconocido su necesidad, como los académicos de la RAE Antonio Muñoz Molina o el reciente ganador del Premio Nacional de las Letras, José María Merino, y otros articulistas o políticos, han nombrado el término en sus columnas de opinión. Entre ellos, Irene Villa, el divulgador ambiental José Luis Gallego o Esteban González Pons. Asimismo, editoriales como Santillana o Hachette han incluido en sus libros de textos la palabra basuraleza a través de actividades y ejercicios asociados.
También agentes sociales como Cruz Roja, la Fundación Reina Sofía, la DGT y multitud de administraciones públicas autonómicas, locales y regionales han llevado su uso a sus propias comunicaciones o redes sociales. De hecho, Joaquín de los Nietos, alcalde de El Boalo, pidió la inclusión de la palabra en la futura ley de residuos durante una comparecencia pública en el Congreso.
La palabra ha tenido asimismo un amplio recorrido en las redes sociales. En concreto, y solo en 2020, el término tuvo 134.850.530 impresiones potenciales. En total, basuraleza ha sido mencionada en Twitter en más de 71.000 ocasiones o más de 20.000, en el caso de Instagram.