Page 18 - MUJERES A SEGUIR 6
P. 18

# opinión
                          y
              Elvira Navarro   Escritora



                                                  Catetos         Sigo desde hace unos meses en Instagram un proyecto de Jonás Bel y Rafael
                                                 globales         Trapiello, Fueras paraíso, profundización de un trabajo anterior de estos
                                                                  dos fotógrafos, 2013,  en el que retrataron a 262 personas que les contaron
                                                                  cómo estaban viviendo la crisis económica que desde hace más de diez años
                                                                  nos fustiga. En Fueras paraíso, Bel y Trapiello se proponen continuar con
                                                                  la misma labor a través de un territorio notoriamente damnificado por la
                                                                  crisis (en la misma medida en que antes fue beneficiado por los fastos de
                                                                  la “España va bien” de la burbuja inmobiliaria): la Comunidad Valenciana.
                                                                  Yo reconozco que, además de por el noble propósito de estos fotógrafos,
                                                                  me asomo a esas fotografías, en su mayoría desoladas y hermosas, por pura
                                                                  curiosidad. Porque me muestran lugares donde nunca he estado, a menudo
                                                                  al margen de cualquier circuito turístico, desde una mirada que no es la
                                                                  habitual: profunda, respetuosa, silenciosa y asombrada. Decía el otro día
                                                                  Manuel Vilas en un artículo sobre Madrid que una ciudad se conoce, además
                                                                  de con tiempo, recorriendo también su periferia, yendo adonde nadie va, a
                                                                  los espacios muertos, a sus límites inverosímiles y casi intransitables. El
                                                                  conocimiento es exhaustivo o no es.

                                                                  Fueras paraíso me lleva también a reflexionar de qué modo se le ha dado la
                                                                  vuelta a la imagen del cateto, que era aquel que no había salido nunca del
                                                                  pueblo, o de la ciudad de provincias, o de su barrio, y que se comportaba
                                                                  como un palurdo, exhibiendo inevitablemente su ignorancia. El cateto en
                                                                  España fue un estereotipo muy popular que dio lugar a películas como La
                                                                  ciudad no es para mí, protagonizada por Paco Martínez Soria, quien encarnó
                                                                  como nadie esa figura.  Aún en los años noventa se tildaba a las personas de
                                                                  pueblo o de provincias, o a aquellas que no salían nunca de su barrio y cuyas
                                                                  experiencias y educación eran limitadas, de catetas.

                                                                  Ya se usa poco esa palabra. Hoy que todos, o casi todos, viajamos (ya vivamos
                                                                  en pueblos, en barrios periféricos, en ciudades de provincia), y que tenemos
                                                                  un acceso inmediato, gracias a internet, a la información, las series, pelis,
                                                                  etcétera, cuyo consumo nos hacen estar al día, no nos reconocemos como
                                                                  catetos,  como  no  viajados,  como  desconocedores  del  mundo.  Parece,
                                                                  además, que el acceso inmediato a la información supla nuestras carencias
                                                                  educativas. Sin embargo, ese mundo que creemos conocer sigue estando a
                                                                  menudo tan acotado como el pueblo, como la ciudad de provincia o el barrio
                                                                  donde vivimos: no vamos más allá de las series que todo el mundo ve, de las
                                                                  noticias que todo el mundo comenta, de los países a los que todo el mundo
                 Foto: Elba Fernández                             comemos en las mismas franquicias o en los mismos restaurantes típicos
                                                                  viaja. Visitamos las mismas urbes, hacemos los mismos recorridos turísticos,

                                                                  recomendados por la Lonely Planet, la Guía Michelín o el TripAdvisor. Nos
                                                                  hemos convertido en catetos globales. Nuestra ignorancia lleva ahora un
                                                                  maquillaje más sofisticado, que da el pego, pero es la misma de siempre. #









                        «Nuestra ignorancia lleva ahora un maquillaje más sofisticado, que da el pego,
                                                    pero es la misma de siempre»








      18
   13   14   15   16   17   18   19   20   21   22   23