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Viajé a Turkana a principios de este año. La región me sonaba por ambulatoria, allí se conviertan en patologías tan extremas como
el fósil encontrado allí de un niño que vivió hace 1.600 millones la tierra en la que viven: quistes del tamaño de balones, tumores
de años, el esqueleto de nuestro ancestro mejor conservado que maxilares que alcanzan el hombro o úteros que literalmente
se ha hallado, conocido como el ‘niño de Turkana’. Sabía que quedan fuera del cuerpo y oscilan entre las piernas debido a tanto
estaba al norte de Kenia y que tenía un lago bastante grande, parto y tantas carencias.
poco más. El resto me lo contó mi amiga Carmen Hernández,
una cirujana del Hospital Clínico de Madrid que lleva dieciocho Los turkana conviven con todo esto de forma normal. Su mundo
años viajando allí con un grupo de médicos que operan todo lo es así y ellos están adaptados. Lo curioso es que los médicos
que sea operable en aquel terreno y con aquellas condiciones. también normalizan esa situación en cuanto llegan. Parece que
En la campaña de 2022 han visto y diagnosticado a mil pacientes operar a 40 grados, con la compañía de alguna mosca y con cabras
y han realizado cuatrocientas intervenciones quirúrgicas en dos paseando por delante la puerta del quirófano fuera para ellos lo
semanas. ¡Casi nada! habitual, y eso, más allá de sus capacidades, me parece admirable.
Después de unos meses que me han permitido reposar el impacto El trabajo de médico en campaña es frenético. En cada quirófano
y el shock emocional que me produjo, creo que soy capaz de operan a la vez en dos camillas para optimizar el tiempo. Más de
destilar lo que me traje conmigo de ese viaje. Lo primero que me veinte profesionales han participado este año, entre anestesistas,
viene a la cabeza al pensar en Turkana es lo extremo que resulta ginecólogos, pediatras, cirujanos generales y maxilofaciales.
todo allí. Es un lugar radical, que no admite comparaciones con Cumplen a rajatabla el plan de trabajo que se diseña cada mañana,
otras regiones ni con otras etnias. Porque se puede ser pobre mientras la microbióloga del equipo, la doctora Colom, continúa
en muchos lugares del mundo, pero hasta en la pobreza hay su investigación sobre enfermedades olvidadas aquí, pero muy
diferencias. Los turkana no tienen nada, viven en una tierra presentes allí, como el micetoma o la malaria. No son médicos
preciosa pero hostil, incapaz de dar nada porque carece de agua, normales, son activistas sanitarios.
donde solo las acacias son capaces de crecer y donde los más
afortunados son los seminómadas que pastorean algunas cabras, Mi último aprendizaje tiene que ver con todo lo que nos une, que
siempre en busca de agua. es mucho más grande y más relevante que lo que nos diferencia.
Me resulta evidente sobre todo cuando pienso en las mujeres
Viven en mañatas, una especie de chozas construidas con palos. turkana. Veía a las mammas entrar con sus hijos a la consulta
Dentro cocinan, comen y duermen. Toda la familia se apretuja donde Carmen las examinaba con la misma cara de preocupación
en un único espacio que a veces acaba resultando una ratonera por el diagnóstico que tendríamos cualquiera de nosotras en
en la que quedan atrapados por el fuego. Esto lo saben muy bien una consulta con nuestros hijos. La mayoría no entendía las
los médicos de la campaña, que año tras año tratan quemaduras explicaciones en inglés, pero buscaban la mirada y la traducción
severas, especialmente en niños. de la enfermera local que está para ayudarles a comprender.
El siguiente recuerdo que me traje es la paciencia con la que Son mujeres bellísimas, vestidas, en su mayoría, con mantas
viven, con la que se mueven, con la que pueden esperar un turkana, parecidas a un pareo un poco más consistente. Se
día entero a que llegue su turno para ser atendidos cuando los adornan con collares de colores al que añaden uno metálico y con
médicos de Cirugía en Turkana están en el hospital de Lodwar. candado si están casadas. En esos casos no suelen ser la única
Hasta esa ciudad tienen que desplazarse el día de la cita. Son mujer de la familia, porque la poligamia (masculina, por supuesto)
personas que nunca han tenido nada y tampoco lo esperan, pero está permitida. Pero ellas no rivalizan, sino que se organizan como
puede que este año sí haya una oportunidad para lo suyo, ahora un clan: se protegen, se defienden y cuidan de los hijos de las
que los daktari mzungu —como llaman a los médicos blancos— demás cuando tienen que ir a por agua a kilómetros de distancia
están allí. Si no es este año, quizá sea el que viene… o andan ocupadas pariendo otro hijo más.
Ese ‘lo suyo’ por lo que esperan es producto de la falta de atención Del viaje he vuelto sintiendo un respeto gigante por este pueblo
más extraordinaria. La ratio que allí tienen de un médico por cada y por este proyecto de médicos y personas extraordinarias que
70.000 habitantes provoca que lo que en el primer mundo no son hacen un trabajo que va más allá de la cirugía.
más que pequeños problemas que solucionamos casi de forma Ejoknoi Turkana. #
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