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«Al final todos vamos a
envejecer, el objetivo sería
hacerlo sin desarrollar
enfermedades»
El equipo que Todavía no ha cumplido los 30 años, pero Corina Amor ya dirige su propio grupo de investigación, el
lidera trabaja para Amor Lab, en el prestigioso Laboratorio Cold Spring Harbor de Nueva York. Allí estudian las células
senescentes. “Son células de nuestro cuerpo que acumulan daño con la edad y que contribuyen mucho
que vivamos más y, al proceso de envejecimiento y, sobre todo, del envejecimiento patológico”, explica. Durante gran parte
sobre todo, vivamos de nuestra vida, esas células son destruidas por las defensas del cuerpo humano, pero en la vejez, el
sistema inmunológico no es capaz de eliminarlas eficazmente.
mejor. Aunque la
inmortalidad sigue Una de las estrategias en las que el Amor Lab está trabajando para acabar con ellas es el uso de linfocitos
siendo, a su juicio, T modificados, una teoría que ella propuso en su tesis doctoral. Esa estrategia se basa en las terapias
CAR-T, desarrolladas hace unos años por el inmunólogo de la Universidad de Pensilvania Carl June,
una quimera (al que han supuesto una revolución en el tratamiento del cáncer. Los linfocitos T son un tipo de glóbulos
menos de momento), blancos que ayudan al cuerpo a combatir enfermedades o agentes dañinos como bacterias o virus. En
las terapias CART-T, esos linfocitos T son rediseñados mediante ingeniería genética en el laboratorio
asegura que llegar para incrementar su capacidad de atacar a las células cancerosas. Más allá del cáncer, su aplicación abre
hasta el final con un mundo de posibilidades para el tratamiento de otras enfermedades. “Esperamos que sea una terapia
aplicable en enfermedades asociadas al envejecimiento, por ejemplo, la fibrosis pulmonar o la fibrosis
salud y disfrutando hepática y patologías como la diabetes tipo 2 severa”, indica Amor. Lo que está haciendo su equipo es
de una buena calidad aplicar esa misma estrategia contra las células senescentes. “Usamos los linfocitos T y los dirigimos
de vida sí es un hacia una molécula específica que está en la superficie de estas células dañadas para que el sistema
inmune sea capaz de detectarlas y eliminarlas. Los resultados de las primeras pruebas en ratones han
sueño factible. sido publicados por Nature. “Hemos comprobado su eficacia y seguridad en modelos de animales, y
ahora estamos en proceso de desarrollar la terapia en humanos. En los próximos dos o tres años nos
gustaría hacer los primeros ensayos clínicos”.
La promesa es, sin duda, esperanzadora, pero el viejo sueño de frenar el envejecimiento o incluso llegar a
revertirlo entra, a juicio de Corina Amor, en el campo de la ciencia ficción. Al menos de momento. “Hay
diferencias de opinión en el campo, pero yo personalmente no creo que podamos no morir o vivir hasta
los 200 años. Creo que la esperanza de vida de una especie viene determinada a nivel genético, pero sí
veo factible llegar hasta los 100 o los ciento y pico con buena calidad de vida y sin haber desarrollado
patologías. Al final todos vamos a envejecer, es algo que sucede. El objetivo sería hacerlo de forma más
sana, sin desarrollar enfermedades e intentar llegar al final con una mejor calidad de vida, manteniendo
una buena función física y mental. Eso sí es algo posible. En los trabajos de otros grupos de investigación
se ha conseguido ya en modelos animales y es razonable que se pueda conseguir también en humanos”.
Corina Amor se doctoró en Biología del Cáncer en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de
Nueva York y también ha sido investigadora en centros punteros como el Imperial College de Londres,
la Harvard Medical School, la Universidad de Oxford y el CNIO. “Yo vine a Estados Unidos a hacer la
tesis cuando terminé la carrera de medicina en España. En algunos de centros de investigación de aquí,
como el Cold Spring Harbor, existen unos programas especiales que te permiten pasar, cuando terminas
el doctorado, a tener tu propio grupo de investigación si has demostrado la suficiente independencia”.
En ese sentido, el estadounidense es un sistema más ágil a la hora de facilitar el desarrollo de la carrea
investigadora. “Sobre todo hay una diferencia de financiación y de recursos”, reconoce Amor, que, pese
a todo, no pierde la esperanza de poder volver a Europa algún día. “Es algo que me gustaría a largo plazo.
Pero si vuelvo quiero saber quiero saber que voy a poder hacer mi investigación como me gustaría”. #
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