Ha sido mi primera experiencia como jurado en Cannes Lions y, como todos los jurados de años anteriores aseguran, puedo confirmar que sí, es difícil.De lo primero que te das cuenta es que no es nada fácil ganar un león. Algo que todos sabemos, pero que al verlo desde dentro confirmas. En mi categoría (Direct) había inscritas alrededor de 2.000 piezas, pero en Cannes, y después de pasar por los jurados online, sólo llegamos a ver unas 250. Y todo lo que se queda fuera de esas 250, han desaparecido para siempre. De esas cerca de 2.000 campañas sólo 40 obtuvieron metal. Es difícil.Lamentablemente, casi todos los trabajos de nuestro país estaban en ese grupo de piezas desaparecidas, por lo que yo tan solo puede votar y defender tres campañas españolas. Una situación frustrante para mí.Mi jurado fue una agradable sorpresa. Tuvimos un ambiente excepcional en todo momento. No hubo discusiones, y sí conversaciones en las que cada uno daba su punto de vista, argumentándose todas las decisiones. Obvia decirlo, pero el nivel de algunos de los jurados era enorme, y mi única queja es la altísima presencia de jurados anglosajones en la sala, con todo lo que ello conlleva. Me encantó nuestra presidenta, Nicky Bullard (MRM). Tiene las ideas muy claras sobre lo que es o no es direct, pero sobre todo generó buen rollo continuamente. Marcó varios puntos que deberían cumplir todas las campañas que fueran premiadas en la categoría y eso hizo mucho más sencilla nuestra votación.El Grand Prix, Whopper Detour, fue una decisión unánime. Una campaña redonda la mires por donde la mires. De hecho obtuvo días después el preciado gran premio en Titanium. Poco más que añadir.Y sí, es difícil. Pero es una experiencia espectacular. He tenido la suerte de ser jurado en muchos festivales nacionales e internacionales, pero confirmo el secreto peor guardado del mundo: ninguno es Cannes.