Cuando te hablan muy bien de una película, de un concierto o de un espectáculo, las expectativas suelen distorsionar el resultado. En el caso de formar parte del jurado de Cannes, es todo lo contrario. Todo el mundo te habla bien, de la experiencia, del aprendizaje, de las relaciones… pues bien, el resultado es igual o incluso mejor. Solo tengo un pero, cuando sales de esos largos paneles de jurado y se acerca el momento drinks, se baila poco y se habla mucho… Y eso que igual quien está en la cabina es un tal Steve Aoki o un grupete llamado Justice.He estado una semana como jurado en Cannes Lions en la categoría de Entertainment for Music. Son días muy intensos, en los que según aterrizas conoces a un equipo de profesionales con los que vas a estar cuatro días prácticamente encerrado compartiendo y discutiendo visiones de muchísimas entries (proyectos) en tu lengua no materna.  Además, he tenido muy buena suerte –he de decir que la experiencia ha sido maravillosa– porque he conocido a un equipo fantástico de personas capitaneados todos por Paulette Long OBE, nuestra presidenta, que ha sabido manejar perfectamente el discurso, el objetivo, y que además no ha dejado pasar nunca nada por alto, repitiendo votaciones después de reflexionar varias veces para llegar a un acuerdo más que mayoritario.Los proyectos que elegimos como Grand Prix fueron This is America, en la categoría de Music Video y Bluesman. El primero, de Childish Gambino, es una auténtica obra de arte y de comunicación, que en tres minutos realiza una crítica a la sociedad con una capacidad de convencimiento y persuasión absoluta. El segundo es un proyecto social con una carga crítica en integradora, con una maravillosa ejecución y, sobre todo un ensalzamiento del talento emergente. Lo que está claro es que en Entertainment, la carga social o el fin en las causas ocupa la mayor parte de los proyectos. Sin duda, vivimos uno de esos momentos en los que las marcas que quieran estar en la conversación de la gente deben poner debates relevantes encima de la mesa. He vuelto de Cannes con muchas cosas en la cabeza. He visto muchísimos proyectos y he hablado con mucha gente. Aún tengo que poner negro sobre blanco muchas ideas. Es impresionante la carga filosófica alrededor de las valoraciones de los proyectos, y es precisamente esto lo que me ha hecho reflexionar. También me motiva mucho que las aventuras que estamos empezando en Ogilvy Music despierten el gesto en personas muy acostumbradas a escuchar proyectos novedosos, y esto me da muchísima fuerza para empujar en una industria en la que vivimos, como ahora, inmersos en el cambio constante.