La adjudicación de la cuenta de Wal Mart a Draft FCB y Carat ha provocado una auténtica conmoción en el mercado y no sólo estadounidense. Algunos lo comparan con el shock que se produjo a mediados de los Noventa cuando IBM comunicó que concentraba su cuenta mundial en Ogilvy & Mather y dejaba fuera de juego a ochenta agencias locales de todo el mundo. Aunque desde hacía semanas los rumores apuntaban a la nueva estrella del conglomerado IPG capitaneada por Howard Draft, el mercado no acababa de creerse que el primer anunciante norteamericano se fiase de una agencia recién creada a partir de la fusión de dos megaredes y en el seno de un grupo que no se ha distinguido, precisamente, por su éxito en llevar a buen puerto fusiones y adquisiciones. Y más aún, que Wal Mart creyese en una oferta que propone un nuevo modelo de agencia prácticamente sin rodar. Finalmente así ha sido y, justamente, el anunciante ha reconocido que la oferta de una agencia que reúne la capacidad de análisis de datos de una agencia de marketing directo con la experiencia en el retail de una promocional y con la capacidad de gestionar marcas y grandes medios de una agencia clásica, ha terminado por convencerle, incluso por encima de los peligros antes citados, que estuvieron siempre presentes en su decisión.
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