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“Los anunciantes están descubriendo que ‘El Huffington’ establece una comunicación diferente con los lectores”

Montserrat Domínguez, directora del periódico online

Frente a una realidad política, social y económica obstinada en ofrecer, casi día a día, temas con un elevado índice de morbo, desde el caso de los sobres de Bárcenas a la imputación de la infanta Cristina, un reportaje sobre las elecciones en Malta, ganadas por el líder laborista Joseph Muscat (un nuevo Obama, dicen algunos) fue una de las noticias más comentadas de aquella jornada (10 de marzo) por parte de los lectores de 'El Huffington Post'. Hay, pues, otras maneras de acercarse a la noticia; de hacer periodismo. Y de ellas habla Montserrat Domínguez, directora de la publicación.

Demostrar que se pueden hacer cosas diferentes, aportar algo distinto y construir una personalidad “que los lectores aprecian cada vez más”, basada en la exploración de nuevas fórmulas para llegar a la audiencia y a los anunciantes, y el aprovechamiento de todas las oportunidades que permita la tecnología; hacer de El Huffington Post una referencia y, “a partir de ahí, el infinito”, son los objetivos que Montserrat Domínguez, directora de esta cabecera, quiere haber alcanzado cuando el próximo mes de mayo se cumpla su primer aniversario en España. Otro objetivo, más prosaico pero no menos importante dados los tiempos que corren y que han arrollado a empresas y profesionales de los medios, se consiguió el pasado 1 de abril: alcanzar el número de diez empleados en la plantilla.

Fruto del acuerdo entre la editora americana de la cabecera original y Grupo Prisa, El Huffington Post es, en nuestro país, uno de los exponentes de esa nueva forma de hacer periodismo que surge como consecuencia de la coincidencia de una tendencia, la digitalización, y una circunstancia, la crisis económica. Por eso, si una idea, además de todas las relacionadas con periodismo, noticia, actualidad, domina el discurso de Domínguez, es la de la humildad de la profesión periodística ante una nueva realidad transformadora y que debe modificar también el rol de los medios de comunicación.

“Es el tono un poco desenfadado, unido al rigor que debemos tener como medio de comunicación, lo que la gente agradece. Porque hay tal gravedad en lo que está ocurriendo en Europa, en España y en el mundo, que está haciendo que muchos ciudadanos huyan de los medios de comunicación tradicionales. No puedes dejar de hablar de la crisis”, dice, pero sí cambiar el tono en que se hace. De hecho, comenta que muchos “nos cuentan que se enganchan a ‘El Huffington Post’ porque contamos lo mismo pero en otro tono, de modo que a veces hasta arrancamos una sonrisa”. ¿Esa es una postura coyuntural o consustancial con el periódico? “Es algo de lo que nuestra fundadora es militante” y constituye uno de los principios fundacionales: no centrarse únicamente en lo que no funciona, sino prestar atención también a esas otras cosas que están ocurriendo. Un ejemplo de ello sería la sección del periódico titulada Medidas contra la crisis, en la que se cuentan iniciativas que pueden prosperar, de gente que, a pesar de las circunstancias, consigue hacer cosas, “y eso hay que contarlo también”.

Aprendizaje

Un nuevo modelo de periodismo en el que Domínguez, que cuenta con una larga experiencia profesional desarrollada en televisión, diarios y radio, siente que está aprendiendo cada día y lo vive como un máster. “De hecho, una de las razones por las que me fui de la radio (en un momento especialmente dulce porque disfrutaba con mi programa, en el que empezaba a notar, tras cuatro años de conducir ‘A vivir que son dos días’, que todo fluía de una manera muy natural) y acepté este proyecto fue porque entendí que era una oportunidad para aprender, para curiosear y zambullirme en el mundo digital, que los periodistas cada vez somos más conscientes del peso que tiene, aunque para los que venimos de lo tradicional, nos cuesta un poco más aprehenderlo y hacerlo propio”. También le interesó el proyecto porque, dice, “lo online es lo más multimedia. Me parecía que era una oportunidad para conocer otro aspecto de la profesión, que no deja de ser tratar con la información y llegar a los ciudadanos y explicar lo que está pasando, con unas herramientas distintas. Y hacerlo escuchando a los lectores (que es la razón de ser de El Huffington Post), que no solo comentan y comparten, sino que nos ayudan a hacer una mejor información porque nos corrigen y nos ayudan a poner el foco donde no lo habíamos puesto. Ahora, cualquiera con un móvil te puede mandar una información y eso, como periodistas, tenemos que aprender a valorarlo. Los ciudadanos no sustituyen el trabajo del periodista, que quede claro, porque el concepto del periodismo ciudadano da pie a muchas manipulaciones. Pero sí los ciudadanos, por primera vez, tienen una interactuación permanente con medios como el nuestro. Y eso debemos saber aprovecharlo. Tenemos que escuchar y hacer un ejercicio de humildad, porque no somos los únicos que modelamos el mensaje, sino que este fluye y se enriquece con las aportaciones de los ciudadanos”.

Atentos

Ese es un cambio importante, dice, especialmente para “los que venimos de la prensa tradicional, que decidíamos y jerarquizábamos la información. Internet rompe con todo ello. Y tenemos que estar atentos a las cosas que nosotros, como periodistas, no hemos sabido ver y los ciudadanos nos demuestran que son vitales para ellos. Es un cambio que a algunos les cuesta. Los que hemos tenido el privilegio de ser el portavoz entre lo que ocurría y la audiencia, ahora tenemos que estar preparados también para nutrirnos de lo que los ciudadanos aportan a la información”.

De acuerdo con los datos facilitados por ComScore, durante el pasado mes de febrero, El Huffington Post contabilizó 1,24 millones de usuarios únicos procedentes de España (más de 1,4 millones si se suman los lectores procedentes de otros países.

Anuncios.— ¿Cómo valora estos datos? ¿Y cómo está funcionando publicitariamente el soporte?

Montserrat Domínguez. — Son mejores en general de lo que se preveía y, según los analistas, podemos considerar que son buenos resultados en el ámbito en el que nos movemos. Desde el punto de vista publicitario estamos razonablemente contentos porque se están cumpliendo las previsiones en un contexto realmente complicado en los medios y también en digital, ya que la publicidad online también está sufriendo el parón. Vamos bien, entre otras cosas, porque los anunciantes están descubriendo que El Huffington establece una comunicación diferente con los lectores y nosotros, que vivimos de la publicidad, tenemos unas señas de identidad propias que hacen el soporte muy interesante. En Estados Unidos, que llevan más tiempo que nosotros, es muy interesante ver de qué manera chispea la creatividad a la hora de encontrar nuevas maneras de acercarse a los anunciantes. Porque no interfiere en la libertad de los contenidos tener páginas patrocinadas o blogs patrocinados, que es una manera diferente de aproximarse a la audiencia.

Modelo

A. — ¿Y en España?

M. D. — Aquí se está haciendo, aunque todavía despacio. Cuesta, porque hay ciertas resistencias de la parte más tradicional del negocio a entender que hay otras maneras. Pero hay fórmulas para determinados contenidos que son interesantes. De la misma manera que publicamos noticias protagonizadas por marcas, si las historias que se cuentan nos parecen buenas, hay contenidos que pueden, perfectamente, ser patrocinados por marcas.

A. — ¿Cree que la aparición en los últimos meses de nuevos medios online puede signifi car que se ha dado con el modelo para la nueva prensa digital?

M. D. — Yo creo que eso aún no se tiene claro. Pero no es malo. Incluso la hegemonía de las cabeceras tradicionales también está en entredicho en el mundo online. Y es que estamos en la obligación de explorar fórmulas nuevas porque el negocio tradicional se está transformando y no sabemos bien hacia dónde va. Es obligación del inquieto explorar las nuevas formas y caminos que permite lo digital. El que no explore y no se atreva, desde luego, llegará el último. No sabemos cuántas iniciativas acabarán cristalizando, pero yo me siento muy orgullosa de estar en una de ellas. Ya veremos si se transforma, pervive o cambia. En Estados Unidos ha sido un exitazo.

A. — ¿El Huffingtton Post se plantea un modelo de pago, como se está debatiendo en otros periódicos digitales?

M. D. — Para nada. En aquellas empresas en las que hay un alto coste en la generación de la información, puede tener su justificación plantearse cómo rentabilizar todo eso que se está colgando gratis en la red, pero un medio que nace por y para internet, lo que busca son las audiencias, porque es un periódico generalista. Lo que no quita para explorar otras fórmulas en las que puedas introducir el pago. Por ejemplo, una revista exclusiva para iPad, que ya se ha puesto en marcha en Estados Unidos, y que tiene un contenido diferente al del periódico, bajo la misma marca, pero es otro producto. Es decir, se puede plantear generar servicios extra que puedan ser de pago, pero la vocación del periódico es que siga siendo gratuito.

A. — ¿El lector de El Huffington Post responde a algún perfil específico?

M. D. — Yo creo que El Huffington Post tiene un cierto toque ‘chic’ que atrae a blogueros y a un público un poco diferente. Lo notamos también cuando pedimos colaboraciones a profesionales de distintas disciplinas, con el valor añadido de la repercusión que puede tener en otras ediciones del periódico, como ocurrió, por ejemplo, con la carta que un funcionario español le escribía a su hija hablándole de la situación económica, que ha dado la vuelta al mundo.

Entrevista publicada en el número 1458 de Anuncios

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