La difusa línea roja es el título genérico bajo el que El Sol ha agrupado tres charlas de tres abogados sobre tres temas relacionados con la publicidad en los nuevos medios. Los abogados eran Ricardo Pérez-Solero (Estudio Legal de Comunicación), Paula Ortiz (IAB) y Eneko Delgado (Audens). Y los temas: los contenidos generados por los usuarios, el big data y la publicidad encubierta.
Lo de la difusa línea roja parece bastante acertado, porque como empezó explicando Pérez-Solero, a los abogados se les suelen pedir reglas generales aplicables a cualquier caso, cuando a lo máximo a lo que pueden aspirar es a “señalar unos principios y alertar de unos riesgos”. Después, cada caso es un mundo. En el tema que él abordó, el de la propiedad de los contenidos generados por los usuarios, la casuística es inmensa.  Internet está lleno de contenidos ilícitos que tienen que ser retirados porque infringen el derecho de terceros. En cualquier caso, en su opinión, el principio está claro: “los contenidos son de sus creadores”, es decir, de quien haya hecho el esfuerzo creador, y “excepto cuando se haya creado una obra totalmente original, en el resto de casos (por ejemplo, si adapta o incluye una idea anterior) es necesaria la autorización del autor”.
En el asunto del big data también hay muchas variables que considerar, pero según, Paula Ortiz, “es posible recoger datos, utilizar cookies, tratar la información y hacerlo de forma legal”. Para lograrlo “todos debemos ponernos las pilas”, dijo. “Las empresas deben ser más transparentes, y la administración debe vigilar, premiar las buenas prácticas y castigar las malas”. Y también los propios usuarios deben asumir su cuota de responsabilidad, porque como admitió, “ni los abogados nos leemos las claúsulas de privacidad”.
Por último, y tras una intensa batalla técnica con el proyector que se negaba a mostrar su presentación que ganó a base de humor, Eneko Delgado habló de la necesidad de avisar siempre al usuario de que está viendo publicidad, aunque sea a través de nuevas fórmulas y no quiera ser percibida como publicidad. Ante la duda de si queda bien claro“hay que llamar al abogado. Pero antes, en el momento de la idea, no después de liarla. Exigidnos imaginación, porque hay muchas formas de avisar de que algo es publicidad sin poner un letrero enorme, pero llamadnos”, pidió.