El acuerdo entre el fabricante y la administración estadounidense podría suponer la retirada de 480.000 vehículos diésel de la compañía, aunque en realidad se contemplan dos opciones: bien que VW recompre el coche a los usuarios afectados, bien la instalación en los vehículos de un software de medición de emisiones contaminantes que resulte aceptable para los reguladores. En cualquiera de los casos, los propietarios de los vehículos recibirán cada uno una compensación adicional de 10.000 dólares.
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