Hay quien ve en peligro, con el primero de ellos, el modelo de YouTube, pero frente a los que consideran que requerir un mayor control a los contenedores y proveedores de contenidos como el portal de Google puede suponer acabar con el tráfico y con este mercado, desde el Ministerio de Cultura español dan cifras de las compañías de la industria fonográfica internacional, cita ElConfidencial, que en 2017 recibieron por streaming más de 5.500 millones de dólares de 272 millones de usuarios de plataformas como Spotify o Deezer, "mientras que los ingresos por streaming de vídeo solo ascendieron a 856 millones de dólares por 1.300 millones de usuarios (básicamente, los que tiene YoutTube)". Lo que, en un artículo publicado en Cinco Días, se explica como la 'brecha de valor"'(value gap) "entre los creadores de contenidos y las empresas tecnológicas; a pesar de que se consume más contenido que nunca, no se produce un correlativo aumento de ingresos de los sectores creativos (artistas, sellos, compositores, productores, etcétera), mientras que algunos intermediarios no satisfacen licencias equitativas y acordes con el valor del uso que realizan de los contenidos".
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