
Sábado por la tarde, tarde-noche. Alguien escribe por el grupo ‘Paellita dominguera’ y propone un nombre, el tuyo. Se confirma lo inevitable: te toca encargarte de la paella de mañana. Empiezas a sudar, a hacer cálculos mentales, como el GIF de Galifianakis en la escena del casino de Resacón en las Vegas. Repasas a conciencia el número de comensales, su voracidad, las proporciones de los ingredientes en base al volumen de asistentes, tus provisiones actuales en la despensa (el congelador ni mentarlo) … y todo para elaborar una lista de la compra perfecta, sin fisuras. En eso que te viene a la cabeza el graciosillo del grupo, por no llamarlo de otra forma, que siempre te escribe la noche de antes para tratar de meter presión. Y en efecto, ahí llega su WhatsApp, directo y demoledor: ‘Qué, Jorgito, ¿comeremos mañana o no comeremos? Si quieres voy encargando unos bocatas’.
Esta situación se repite semanalmente en la mayoría de los hogares valencianos, donde la liturgia de la paella es poco menos que sagrada. Un ritual donde todo el mundo opina. Todo. Incluso el que no ha hecho un huevo frito en su vida. Que si está salada, que si está caldosa, que si mi abuela la hacía de otra forma, que si la carne está poco hecha o la verdura muy pasada. Un auténtico drama. Hacer una paella a leña en Valencia es un gran poder y, como tal, conlleva una gran responsabilidad.
Bajo esta premisa nace ‘El veredicto’, la nueva campaña de agencia Kids para Arroz Dacsa, que se suma a la línea creativa que venimos trabajando desde 2015, cuando consensuamos un cambio de rumbo total para alcanzar a un público más joven y heterogéneo, consolidando el humor como principal herramienta y apostando por un plan de medios principalmente digital. En esta ocasión llevamos al extremo esa situación tan cotidiana, planteada al inicio de este areculo, para transformarla en un juicio real, con sus testigos, su jurado popular, su abogada defensora y su fiscalía, que arremete sin piedad contra el cuñado, acusándolo de hacer la paella ‘un pelín sosa’. Porque a veces hace falta exagerar un poquito las cosas para darnos cuenta de lo quisquillosos que somos. Es muy fácil poner peguitas desde la piscina, con la cerveza en la mano, mientras el cocinero o cocinera de turno se achicharra frente al fuego, acojonado por si la paella sale mala y deja a la familia sin comer.
Como embajadores del auténtico arroz, pedimos un poquito de justicia paellera. Que seamos más benevolentes a la hora de juzgar y aprendamos a valorar todo el trabajo que hay detrás, desde el agricultor que siembra y recoge el grano hasta el conocido, amigo o familiar que se tira un par de horas cocinando para nosotros. Esta es nuestra forma de romper una lanza por todas esas personas, valientes y altruistas, que lo dan todo cada domingo para hacer su mejor paella, aunque no sea la mejor paella del mundo.
Gracias a campañas como esta, Arroz Dacsa ha conseguido posicionarse en los últimos años como un referente dentro del sector del arroz con Denominación de Origen, ampliando su distribución a plazas como Madrid y exportando nuestro know how fuera de la Comunidad Valenciana, donde empieza a comprenderse y valorarse la relevancia de este plato estrella, que ya es todo un icono a nivel mundial. Campañas que construyen marca y que demuestran que incluso un bien de primera necesidad tan básico como el arroz es capaz de generar una comunidad de seguidores que lo eligen no sólo por sus aspectos racionales, sino por el fuerte vínculo emocional que hemos construido juntos a lo largo del tiempo.
Jorge Herrero, Director creativo en Agencia Kids