Pablo Pérdigo Rauet, creativo en PutosModernos, es el protagonista de la nueva entrega de El Relevo, la sección que dedicamos a descubrir las opiniones y las vivencias de los nuevos profesionales. Además de en Anuncios.com, puedes encontrar este contenido en el Nº 1690 de Anuncios.

Anuncios.— ¿La publicidad ha sido lo tuyo desde el principio? ¿Qué formación tienes?
Pablo Pérdigo Rauet.— Estudié Publicidad por descarte. Quizá esto no quede muy bien en la primera línea, pero igual así llamo la atención del lector. Disfruté muchísimo la carrera, allí conocí a Edu Prats, la persona con la que prácticamente he hecho todos mis trabajos de la universidad y con la que, a día de hoy, sigo trabajando en PutosModernos.
A.— ¿Desde cuándo estás en la compañía y qué labores has desempeñado en ella hasta ahora?
P.P.R.— Todo empezó en mayo de 2022. Irrumpí en las oficinas de PutosModernos y les dije a los que serían mis futuros jefes que buscaba trabajo como planner. Les llevé mi CV impreso en un papel de váter “porque en el baño se lee casi cualquier cosa y, total, se iban a limpiar el culo con el igual”. Tras haberlo intentado en otras siete agencias, PutosModernos fue la más imprudente: me contrataron. Se ve que les gustó la idea, porque, un año después, sigo aquí. Soy creativo sobre el papel, pero en mi día a día hago un poco de todo.
A.— ¿Qué recuerdo se te ha quedado grabado a fuego de tu primer día de trabajo?
P.P.R.— El primer día lo pasé como cualquier recién llegado: hablando con mis jefes y programando el mail. El segundo Joan me metió en una reunión con directivos de una compañía bastante importante. De repente, estaba sentado en la mesa de los mayores. Fue entonces cuando me di cuenta de que como solo éramos cuatro en la oficina, podría participar en casi todos los brief. Esa reunión también me sirvió para desmitificar este tipo de encuentros.
He pasado de ser un becario a alguien que solo intenta no parecerlo
A.— ¿Te costó cambiar el rol de prácticas a trabajador?
P.P.R.— En la oficina una vez oí que “la publicidad es un oficio”, y como todos los oficios, se aprende haciendo. Me queda mucho por aprender, por eso mismo pasé de ser un becario a alguien que solo intenta no parecerlo. Creo que el síndrome del impostor me hará sentir así durante toda la vida.
A.— ¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos de tu día a día?
P.P.R.— Existe la pereza; la pereza extrema y la sensación que tengo cuando me preparo los tuppers para comer en la oficina... Eso es lo que menos me gusta. ¿Y lo que más? El ambiente de trabajo y mis jefes, sobre todo, mis jefes (un poco de peloteo nunca viene mal). Como no conozco mucha gente del sector, seguramente sean 2 de las 3 personas conocidas que leerán esta entrevista. La otra es la persona que me la pidió.
A.— ¿Una campaña, de cualquier época y lugar, en la que te hubiera gustado participar?
P.P.R.— Hace muchos años escuché una charla TED en la que Francisco Samper contaba como con varias acciones de marketing ayudaron a parar la guerra en Colombia. Me hubiera gustado poder ayudarles. También creo que en general, los publicistas aprovechamos este tipo de preguntas para intentar crearnos una coartada moral que evidencie que nuestro trabajo mejora el mundo. Nos estamos olvidando de que hacer crecer a las marcas y las economías también mejora la calidad de vida de la gente.
A.— ¿Una persona que, a nivel profesional, te inspire?
P.P.R.— Cualquier persona que disfrute del proceso, trabaje duro y sea buena persona.
A.— ¿Sin qué red social o aplicación no puedes vivir?
P.P.R.— Pese a que por mi trabajo tengo que estar pendiente de muchas redes sociales, no podría prescindir de Facetime. Tengo una relación a distancia y sin esta aplicación, creo que sería difícil mantenerla. Siempre pienso que, aunque he trabajado para marcas como Pepsi, L’Oreal, Heinz, Desigual, Ambar, Pull and Bear o Tinder (entre otras muchas), la mejor campaña la hice para mí. Gracias a ella conseguí que mi novia me hiciera caso. No puedo arriesgarme a dejar de verla.