A finales del año pasado, esta revista me pidió mi opinión sobre las perspectivas para el sector en 2015, para publicarse junto a la opinión de otros profesionales, y yo escribí un artículo titulado La luz deslumbra más vista desde la oscuridad, con una visión bastante optimista, aunque con matices. Preveía un año de crecimiento en casi todos los segmentos del mercado, y resaltaba algunas oportunidades de negocio facilitadas por la tecnología. Las previsiones optimistas para 2015 creo que, en general, se están cumpliendo.
En aquel reportaje no se pudo publicar una parte de mi artículo que matizaba mi opinión, porque alargaba el texto más allá del espacio concedido. Ahora, ANUNCIOS me ofrece la oportunidad de publicarel texto que matizaba mis previsiones optimistas. Era este:
No obstante, hay una herida que nos deja la crisis y que es más difícil de cicatrizar. Las cifras de inversión se recuperan con crecimiento. Pero el crecimiento por sí solo no recupera el valor de las cosas, y en este sentido, el sector (y aquí hablo más de mi entorno, el sector digital) ha sufrido un daño más difícil de reparar. Imaginemos que somos un agricultor que vendemos patatas.
Hace dos años vendíamos a 50 céntimos el kilo. Pero en los últimos dos años nuestro cliente ha empezado a apretarnos tanto, apelando a la crisis económica y al excedente de otros productores, que nuestro precio se ha derrumbado hasta los 25 céntimos, y además, hemos pasado de vender 10 toneladas a vender sólo 8. Ahora el mercado se recupera, y las previsiones indican que vamos a vender de nuevo por encima de las 10 toneladas. Pero el cliente, que ya se ha acostumbrado que las patatas valen 25 céntimos, y que sigue pensando que tiene una oferta casi ilimitada de producto, jamás va a pagar de nuevo 50 céntimos. Para él, las patatas valen 25 céntimos el kilo, y seguirá siendo así hasta que la demanda sea tan fuerte que se produzca una escasez de oferta.
Esto es exactamente lo que está ocurriendo en el mundo digital. El valor del trabajo se ha depreciado tanto que la herida no se cicatriza simplemente con algo de crecimiento. Es algo más profundo. Se trata de intentar recuperar el valor del trabajo de un diseñador, de un creativo, de un programador, de un analista… Para 2015 nos darán más negocio pero no necesariamente más valor, y esto es lo preocupante.
Y peor aún; en el camino de la crisis nos hemos dejado algunos valores éticos, quizás porque ya se tambaleaban al principio del camino y han acabado desplomándose. Mientras haya clientes que hacen concursos no remunerados con más de cinco agencias, clientes que lanzan briefings y recogen ideas de otras agencias sin intención (o sin presupuesto) para contratarlas, clientes que rompen contratos sin mediar deficiencias en el servicio, que no valoran el talento y el trabajo especialista y cualificado, mientras todo esto siga ocurriendo, el mercado puede recuperar sus estadísticas, pero no habrá recuperado su valor.
A pesar de todo esto, afortunadamente hay muchos otros clientes que sí valoran el trabajo, que sí remuneran el talento, y que sí mantienen una cierta ética y transparencia cuando hacen concursos. Y afortunadamente, muchos de ellos son clientes de Social Noise.
Nuestra forma de combatir estos peligros es aportar tanto valor que nos hagamos imprescindibles para nuestros clientes. Esto es fácil de decir y difícil de hacer, por supuesto. Nosotros lo hacemos invirtiendo, entre otras cosas, en el desarrollo de herramientas propias desde nuestro departamento de innovación. Pero una secuela de la crisis es que seguramente a todos nos entra más negocio pero cuesta mucho convertirlo en más valor.
Miguel Pereira es CEO de Social Noise