Me da pereza ponerme a buscar mi columna de hace años donde pedía que se eliminara la publicidad de grandes marcas de las páginas de pirateo. Me sentía entonces como profeta clamando en el desierto, incomprendido hasta por mis amigos más cercanos. Desde la AEA la respuesta fue que eso era una cosa de las agencias de medios y que las marcas no sabían (ni querían saber, añado yo) dónde aparecía su publicidad. Y a uno se le revolvían las tripas cada vez que veía a primeras marcas financieras, de la distribución, de la electrónica engordando las cuentas corrientes de aquellos que se lucraban robando la obra intelectual ajena. Todo muy en línea con la llamada responsabilidad social corporativa. Con el porno había que tener cuidado, pero barra libre a los ladrones. Poco después, en UK ya estaban prohibiendo por ley esa publicidad.
Ahora resulta que eso tan dificilísimo (sacar veinte páginas de la planificación) ya es muy sencillo, tanto que hasta las agencias de medios se coaligan con las operadoras para ahogar a las páginas que ofrecen gratis el fútbol de pago. No hay más que tocar los callos del fútbol, de los canales y de las grandes operadoras para que lo que era alegal y permisible se convierta en un objetivo de enorme trascendencia para la "ndustria cultural española. El desmantelamiento de la industria discográfica, audiovisual y últimamente editorial (ya consumado con decenas de miles de puestos de trabajo perdidos) era sin duda mucho menos importante que el fútbol. Para qué engañarse.
David Torrejón
Director editorial