El escándalo Gowex ha tenido al menos una pequeña derivación en nuestro sector. Y es que la compañía había recibido este año el Premio Nacional de Marketing por parte del jurado de la Asociación de Marketing de España. Otros engañados por este señor que con una empresa de no mucha facturación ha tenido el mérito de crear una enorme onda expansiva. La asociación reaccionó con rapidez y dejó sin su premio al tramposo. No se puede echar hacia atrás el tiempo para no dárselo, pero sí se puede actuar para retirárselo. Es el mal menor. Muy menor. Es algo que a los festivales de publicidad les cuesta una enormidad entender. 
Y otro comentario por el mismo precio, dado que nos vamos de vacaciones. Una de las frases más comentadas de los últimos meses ha sido la pronunciada por el gran John Hegarty: "La industria debe preguntarse si la tecnología produce mensajes que conmuevan a la gente". Un oportuno toque de atención que no hay que sacar de quicio. Estamos viviendo ese momento de desconcierto donde la forma puede superponerse al fondo, la técnica al mensaje, pero parece que es un sarampión inevitable. Lo diferente de estos tiempos es que las técnicas se suceden y superponen tan rápido que no hay apenas tiempo de dominarlas. Mientras, el fondo permanece inalterable. Acabo de comprarme un libro de Taschen que explica la historia del automóvil a través de su publicidad gráfica. En él podemos encontrar casi todo lo que aún hoy podemos decir de un coche. Pero la forma en que lo podemos decir no ha parado de evolucionar gracias a la tecnología.
David Torrejón es director editorial de Publicaciones Profesionales