Estimada lectora, quizá podría pensar que el título se trata de una metáfora, un juego de palabras para hablar de la feroz competencia, la lucha por presupuestos decentes, por la libertad creativa, pero no, hoy no vamos a hablar de esto, sino de lo que literalmente reza el título: publicidad en la selva. Y es que aprovechando la Semana Santa me pegué una escapada a Iquitos, una ciudad en plena selva pegada al Amazonas, que aun siendo la mayor población del mundo sin acceso terrestre, no deja de ser un lugar ajetreado pero pequeño. Esto me permitió comprobar una vez más la gran diferencia que hay entre Lima y es resto del Perú.
Ya comentamos alguna vez lo peculiar de la distribución de la población del Perú, un país mayor que España, con unos 30 millones de habitantes, de los cuales 10 millones viven en Lima. Esto provoca una gran diferenciación a la hora de comunicar para Lima o a nivel nacional, haciendo que la publicidad en provincias a veces adquiera formas y formatos muy peculiares. Como, por ejemplo, la publicidad literalmente pintada en los muros y paredes. Así, las marcas proponen a las bodegas (tiendas donde también se puede consumir) pintar sus fachadas a cambio de compra de su producto. Algo así como cuando una cerveza te regala los servilleteros y el rótulo de tu bar. Es curioso ver cómo campañas de gran recorrido y presupuesto se adaptan con pintadas a brocha gorda en paredes, muros e incluso, alguna barca por el río. Finalmente parece que se ha convertido en un formato tan estándar que incluso los profesionales independientes se hacen su propia publicidad.
Curioso es ver también cómo por televisión pasan spots cuyos productos no existen por el difícil acceso de esta ciudad o, sencillamente, por el coste por habitante de sacar la distribución de Lima. Aunque, si les he de ser sincero, el formato que más me sorprende y encandila se encuentra en la propia capital, y se trata de ago así como un exterior floral, donde marcas patrocinan parques y zonas verdes y crea sus logos e incluso claims con las flores (que para algo están ellas pagando el mantenimiento).
Amigos, esto sí que es ambient.