Van tres catalanes, un castellano, un extremeño y un andaluz... y cambiaron la publicidad española. Y lo hicieron desmintiendo los tópicos: un catalán con un sentido del humor desbordante (Robert Rodergas), una mujer al frente de la comunicación de una multinacional (Anna Maria Pascual), un extremeño gremial (Augusto Macías), un andaluz que no paró de trabajar (Juan José Gómez Lagares), un anunciante que acabó en la agencia (Josep Sirvent) y un castellano internacional (Julián Bravo).
La verdad es que los nuevos Miembros de Honor de la Academia representan a la perfección a la generación que tecnificó la publicidad española y la adaptó a los nuevos tiempos, introduciendo una creatividad con sistema, una planificación ajustada a datos y un enfoque planificado y estratégico de la comunicación de las marcas. La generación que tomó el relevo de los intuitivos pioneros y colocó a la publicidad española entre las mejores del mundo.
He tenido la suerte de ver a los seis en activo e incluso de trabajar codo con codo con alguno y alguna de ellos. Gente extraordinaria, sin duda. Y como lo son, seguro que no les importa que destaque a uno, que no puede ser otro que Julián Bravo. Pocas personas ha habido con tanto impacto como él en la publicidad española. Fue capaz de recibir el testigo de nada menos que del gran Manu Eléxpuru para manejar la primera agencia del país, de guiar el EGM/AIMC en tiempos muy difíciles, de orientar la comunicación de la entonces CEE y de ser siempre un referente imprescindible. Y un referente solo puede serlo quien une indiscutibles cualidades profesionales con una actitud ética en todo lo que dice y, más importante, hace.
David Torrejón
Director editorial de Publicaciones Profesionales