Nicolás Hollander
Por lo único que me gusta el Barça es porque es una de las pocas empresas que demuestra todas las semanas que la fantasía es eficaz.
Pero hay algo en este Barça que me molesta muchísimo y es que todos sean tan buenas personas.
El fútbol no puede ser eso.  Para vivir, necesito un rival que me despierte algo muy parecido al odio. Cómo voy a ser capaz de insultar a Iniesta o a Xavi. O a Pedrito (con ese nombre).
Yo reivindico en el fútbol el valor del rival canalla, que yo piense que estoy ante un tramposo. Quiero que vuelva Stoichkov al Barça. Quiero tener enfrente la locura de Van Gaal y no el equilibrio y la elegancia de Guardiola.
La figura del canalla en el fútbol arranca en el patio de mi colegio y se ha extendido por todas las Ligas y todos los estadios del mundo. ¿Qué sería del fútbol sin Tassoti o Materazzi?. El fútbol, la vida, los necesita. Exactamente igual que en el Hook de Spielberg, cuando se decía: "Después de todo... ¿Qué sería del mundo sin el capitán Garfio?"
El Barça ha cambiado y con ese cambio yo, como consumidor,  he perdido las referencias. Y por ello, la pasión.
Y todo, porque el Madrid también ha cambiado. Y yo estoy un poco perdido. Yo soy ese Madrid un poco rancio, todo vestido de blanco, el de Chamartín, el que triunfa en buena lid, el caballero del honor que huele a puro y Varón Dandy. Yo soy del Madrid, pero no soy de Mourinho.
Porque de pronto me pasa que siento que el canalla es el Madrid. Y yo, la verdad,  no estaba preparado para eso.
Me parece que gran parte del trabajo de Florentino y de Mourinho consiste en hacerse odiar. Veo a Cristiano fingiendo una falta y me gustaría silbarle.  O a Mourinho peleando con el entrenador del Sporting y me dan ganas de aplaudir a Iniesta cada vez que sale del campo.
Lo que mejor hace el Madrid es confundirse. Y así, me confunde a mí y a muchos de sus consumidores.
Tengo un problema con la marca. Tengo una disociación entre los valores que yo creía del Madrid. Igual es que soy del Barça y mis padres nunca me lo explicaron. No lo sé.
El Madrid también gana, es verdad. Pero con una eficacia muy poco fascinante.
Creo que el Madrid está viviendo un momento parecido a cuando en 1985 Coca-Cola cambió su fórmula y la gente se rebeló contra la marca. La verdad es que cuando las cosas que importan desaparecen, se rompen o alguien las roba, se siente que parte de uno también desaparece, se rompe o se roba.
Mourinho es para mí el cambio de la fórmula de Coca-Cola. La New Coke, la llamaron. Y la gente la tiraba por las alcantarillas. No porque fuera mala, que seguro que no lo era, simplemente porque no era su Coca-Cola. No fascinaba. Yo siempre preferiré la Classic. Para mí el entrenador del Madrid es Del Bosque, aunque Florentino se empeñara en echarle. El tipo de entrenadores del Madrid casi siempre ha tenido un mismo sello. Villalonga, Miguel Muñoz, Heynckes y Del Bosque han sido los únicos que han ganado la Copa de Europa. Todos, con un perfil de marca muy parecido. El perfil del Madrid. Nunca han triunfado a ese nivel los Toshack, Capellos o Mourinhos. La marca manda y tiene un estilo que si se cambia por el de otros, pierde su identidad. Pasa en el fútbol, en la Coca-Cola y en cualquier otro producto de consumo.
Yo creo que la camiseta es un credo de pertenencia. En el fútbol y en todo el marketing. Si no, el riesgo de desidentificación es enorme. Pero en esta época de crisis, el honor sólo se analiza sólo en base al resultado. Menos el Barça y alguna marca pequeña, hoy nadie piensa en el proyecto. Sólo en el próximo partido. Y ahí está el Madrid jugando –como tantas otras marcas líderes de este país– con una eficacia tan poco fascinante.
Eso hace que la gente joven de cualquier lugar del planeta compre más y más camisetas del rival. Y prefiera otras marcas. No es un problema quedar segundo existiendo este Barça. El problema grave está en no ser la marca preferida. Este año el Madrid no va a ser segundo sino va a ser –como decía Ayrton Senna– el primero de los perdedores.
Yo creo que el Madrid se ha quedado en fuera de juego que es más o menos lo mismo que decir que tiene un grave error de posicionamiento
Nicolás Hollander
Director general creativo Y&R y madridista "de ese Madrid un poco rancio".