Es prácticamente imposible hablar de 2023 y de 2024 sin hablar de inteligencia artificial. Así que ese es mi brief: antes de pensar en oportunidades para el futuro, mejor asegurarnos de entender bien lo que ha pasado en los últimos doce meses. Si hablamos del futuro, tenemos que hablar de la Generación Z: en nuestro país, los menores de 30 representan la mitad exacta de los consumidores en locales de ocio. Sin embargo, en la España de 2023, 8 de cada 10 menores de 25 años ganan menos de 22.487 euros, que es el salario medio en nuestro país. España es, además, campeón mundial de desempleo juvenil.
Los chavales de la Generación Z tienen la vida cuesta arriba. Su reacción para competir con la inteligencia artificial es aprender oficios que una máquina no sabe hacer. Así, en la España de 2023 ya hay más estudiantes de FP que alumnos en Bachillerato. No somos campeones, pero nos colamos en el top 10 de otro ranking cuestionable: España es el octavo país mundial en consumo de carne con 142,7 kilos por persona y año. En 2023, además, el número de veggies -la suma de veganos, vegetarianos y flexiterianos- cae en España por primera vez. Y en España tiramos 25 kilos de comida a la basura por persona y año. Tenemos que hacernos mirar nuestra relación con la comida. La única buena noticia aquí es que conservamos el sentido común: el 70% de españoles prefieren la tortilla con cebolla. Por fin un gran consenso nacional.
Pero para consenso, las vacaciones: 9 de cada 10 españoles consideran las vacaciones como “muy importantes”, pero un 15,2% afirma no haber tenido vacaciones en 2023 y, según el INE, el 33,5% de los españoles no puede permitirse viajar fuera de casa ni una semana al año por no tener dinero para ser turista. Somos menos capaces de producir turistas, pero más capaces que nunca de recibirlos: ya estamos significativamente por encima de los niveles de 2019, último año antes del fin del mundo. Alojamos más turistas internacionales y les ofrecemos más sol y más playa que nunca antes: en 2023 hemos vivido el verano más caluroso desde que hay registros. Pero, cuidado: en Catalunya, la reserva hidrológica se encuentra al 19% de su capacidad, una cifra que supera los mínimos históricos alcanzados durante la sequía de 2008. El problema de la sobredosis de calentamiento local es que -como todas las sobredosis- acabará matando el turismo: un estudio del Joint Research Centre afirma que en España se producirá una caída de hasta un 10% en el sector turístico si se llega a los +4 grados de incremento de temperatura. Poca broma, pues el turismo supuso un 12,2% del PIB de España en 2018.
Así las cosas, quizá 2024 sea un buen momento para empezar a replantearnos la estrategia de sol y playa, y repensar en qué tipo de país queremos vivir.
Adrián Mediavilla, consultor estratégico