Page 75 - MUJERES A SEGUIR
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«ni podEmos funcionAr como T.V.¿Más que los hombres?
hAcE ochociEntos millonEs dE I.M. Rotundamente sí. Ese sentimiento no
Años ni silEnciAr quE nuEstro tiene que ver con su capacidad de autonomía,
comportAmiEnto ActuAl Es sino con un miedo intrínseco a la soledad. A
pesar de que sea una mujer independiente,
hErEdEro dE AquEllo» segura y echada para delante. Da igual que se
trate de una empleada o de una ejecutiva que
haya montado tres empresas: las dos trasmiten lo mismo.
T.V. Qué papel tan perverso juega entonces la imagen en nosotras.
I.M. Para el ser humano resulta fundamental ser aceptado por la comunidad,
pero la mujer lo vive peor. Al hombre se le presiona a trabajar y a traer dinero
al hogar, a producir, y se empieza a preocupar por su envejecimiento no
porque se vea menos atractivo, sino porque en su trabajo puedan sospechar
que se ha reducido su productividad. En cambio la mujer ha tenido que
sobrellevar el peso de la belleza en la naturaleza: es el marketing de la
reproducción. La raza humana quiere reproducirse para perpetuarse.
La hembra en celo embellece, el gusano deja de arrastrarse por el suelo
y se convierte en mariposa. Toda la naturaleza durante la reproducción se
convierte en algo bello.
T.V. Sublimamos la fertilidad como si no hubiese vida después.
I.M. Exacto. Pero esto que cuento no está en el consciente sino en el
subconsciente y debemos aprender a gestionarlo. Sugiero unas preguntas:
¿que la mujer detente la belleza es fruto del azar? ¿Quién realiza la mayor
inversión en una descendencia? Los óvulos son finitos, el esperma no. En
el primer mundo no nos paramos en esto pero mi experiencia en África me
ha permitido alumbrar muchas reflexiones. La mortalidad materno infantil
allí hace que una mujer tenga un 20% de probabilidades de morir durante el
embarazo y el parto. Las mismas que si se disparara un revólver a la sien con
una bala en su cargador: una de cada seis. Por tanto, ¿quién se la juega? La
naturaleza otorga belleza a quien debe arriesgar.
T.V. Este argumento no casa con el resurgir feminista que vivimos.
I.M. Las feministas me matan, lo sé, pero es un principio evolutivo que
recogen los tratados de antropología. Ahora bien, ni podemos funcionar como
hace ochocientos millones de años ni silenciar que nuestro comportamiento
actual es heredero de aquello.
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