Resulta muy destacable el éxito conseguido por Justino, la popular campaña de Leo Burnett para Loterías y Apuestas del Estado, al haber ganado un gran premio en Cannes. Se tenga mejor o peor concepto de los festivales de publicidad en general y de Cannes en particular, en este certamen la competencia es muy amplia y es inmejorable, de modo que ganar cualquier clase de premio es difícil. Conseguir una pieza excelente que logre concitar el entusiasmo y la unanimidad de un jurado hasta el punto de que la considera la mejor entre miles, es sin duda un gran triunfo que, de hecho, las agencias españolas solo habían conseguido en cuatro ocasiones en la historia del festival.
Ha causado cierta sorpresa que la campaña de Loterías haya ganado el gran premio en Cyber y no, por ejemplo, en Film, donde su candidatura parecía más calara, pero la presidenta del jurado dio alguna pista sobre las razones de la elección al hablar del muy adecuado desarrollo de la historia en todas las plataformas y del hecho de que la campaña "no tiene callejones sin salida", de que todas su vertientes y derivaciones están muy bien interrelacionadas.
Por otra parte, es gratificante que el gran premio conseguido por la representación española haya sido por una campaña bien conocida y de amplia difusión. Ello supone un contraste agradable con casi todo el resto del palmarés español, que serán buenas ocurrencias y tienen el mérito indiscutible de haber convencido de su calidad a los diferentes jurados, pero que se compone básicamente de ese tipo de acciones mínimas, prácticamente desconocidas cuando no inexistentes fuera de su naturaleza y concepción festivaleras, de que se nutren las vitrinas de premios de las agencias españolas que más juegan al juego de los festivales.
Un palmarés español en Cannes que, por otra parte, y al margen de constituir un éxito para Tapsa Y&R y para Mauricio Rocha, su director general creativo desde hace un año y medio, no habla muy bien de la calidad de la creatividad española, ni siquiera de la hecha más o menos expresamente para festivales. Solo se han conseguido 27 leones sobre 1.294 inscripciones, el dato más alto de participación de nuestro país en Cannes a lo largo de su historia. Si se levanta la vista de la cuestión local, se observa que Cannes sigue siendo el gran escaparate para el mejor trabajo publicitario mundial -aunque ya está tan poblado que cada vez es más difícil conseguir mucha visibilidad incluso para el trabajo más brillante- y una marca de enorme atractivo que consigue llenar de inscripciones cualquier competición nueva que coloque bajo su paraguas, aunque algunas de ellas ya solo tengan que ver tangencialmente con la comunicación comercial.
La eventual salida bolsa de la compañía propietaria del certamen, de la que se viene hablando desde hace meses, se asienta, a la vista del éxito de participación y de asistencia conseguido nuevamente este año, sobre bases sólidas. Cannes Lions es desde hace tiempo el evento publicitario por excelencia para la industria publicitaria mundial. Otra cosa es si debido al volumen inabordable que está tomando y a los gastos que genera a las agencias, ese atractivo del que se habla más arriba siga siendo inagotable.