Las revistas han sido, junto con la prensa diaria, el paradigma de medio damnificado por el brutal descenso de la inversión publicitaria que han traído los años de crisis económica. En medio de un panorama de recortes fuertes y generalizados, por un lado, y de creciente presencia y cobertura de los soportes digitales, por otro, las revistas, tradicionalmente un medio complementario para muchos anunciantes, no han podido hacer valer sus virtudes publicitarias en este negativo periodo. Ello ha supuesto lógicamente un duro revés en el capítulo de ingresos que se ha unido al provocado por la reducción en las ventas de ejemplares como consecuencia del descenso en el consumo de los hogares. Sin embargo, el paisaje casi desolador de los últimos tiempos, incluido el primer trimestre de este año, parece teñirse actualmente de tonos más halagüeños, a tenor de las últimas cifras de inversión y de las declaraciones de los profesionales del medio que se recogen en este número. La facturación publicitaria no se ha colocado en signos positivos, pero al menos ha atenuado de forma apreciable su caída y, por otra parte, se vuelven a leer noticias sobre lanzamientos de nuevos títulos, lo que supone un claro signo de vitalidad. Al tiempo, el incremento, por leve que sea, del nivel de consumo de los ciudadanos, solo puede ir en beneficio de las ventas en el quiosco.
Cabe esperar que las noticias positivas no sean un espejismo y las revistas no pierdan la ola de la recuperación del mercado, por más que esta no sea aún especialmente notable. Cabe esperar también que las revistas acierten a la hora de mantener y potenciar sus incuestionables activos (marcas fuertes, contenidos de calidad, capacidad de generar complicidad y vinculación) y, lo que no es menos importante, de trasladarlos a soportes diferentes al papel.
El medio cuenta con grandes títulos y empresas en nuestro mercado, y un cierto número de nuevos títulos lanzados con un espíritu que podríamos denominar artesanal, demuestra que hay capacidad de innovación y que el modo único en que las revistas pueden difundir determinados contenidos no ha perdido su atractivo (al que se une el de la interactividad en el caso de los títulos para tabletas, que parece que todavía tienen un amplio camino por recorrer en España).
En suma, indicios alentadores que no despejan el panorama ni las dificultades, pero sin duda suponen un positivo cambio de tendencia, y también de gesto o actitud.