La 39ª edición de El Sol, que tuvo lugar a finales de mayo en Málaga, ha sido también la primera edición española del programa See It Be It, impulsada por UnaDeDos y El Sol con el apoyo de Cannes Lions, Scopen, ACT, Círculo Creativo USA, Círculo Creativo Argentina y Más Mujeres Creativas.
El programa ha reunido en Málaga durante tres días a ocho profesionales creativas procedentes de varias agencias de España, Estados Unidos y Argentina que, ahora, cuentan en Anuncios cómo ha sido esta experiencia. Así lo han vivido Fran del Basto, associate creative director en Casanova McCann; Meri Granados, directora editorial de social en We Are Social; Beatriz Salmerón, directora creativa en Ogilvy Barcelona y Gal-la Basora, sr copywriter en Ogilvy.
Brilla sin pedir permiso
Fran del Basto, associate creative director en Casanova McCann

Siempre hablamos de cómo la creatividad y el éxito brillan. Pero casi nunca hablamos de las sombras que, a veces, opacan ese brillo que llevamos dentro. Sombras que nos hacen dudar, y nos hacen pensar que debemos pedir permiso para brillar. Sin importar de dónde vengamos, ni cuánto hayamos recorrido. Todas hemos sentido lo mismo.
Eso fue lo más poderoso de SIBI. Darme cuenta de que no estamos solas. Que esas dudas y esa presión por demostrar nos acompañan a todas. Pero el verdadero cambio ocurre cuando abrazamos esas sombras y las usamos como impulso para brillar desde nuestra verdad, sin esperar la aprobación de nadie.
Ahí entendí que el verdadero brillo no tiene que pedir permiso. Que brillar no es gritar más fuerte, sino liderar desde lo que eres y desde la huella que quieres dejar. Lo sentí en cada rincón de SIBI. En las mentorías, donde con cada historia compartida me sentí inspirada. En el jurado que vimos en acción, donde cada mirada sumaba y demostraba que las ideas más potentes nacen a partir de distintas voces, de distintos brillos. En las charlas, donde aprendí que no necesito ser siempre el personaje de “Fran profesional”, porque nuestra autenticidad es lo más valioso que tenemos. Y en esas conversaciones entre cuatro paredes con mis siete compañeras, donde descubrí que el verdadero brillo comienza cuando dejas de pedir permiso y te das el permiso de ser tú misma.
El brillo no existe sin abrazar nuestras sombras. Porque eso es lo lindo de la creatividad. Y SIBI nos enseñó a brillar desde lo que somos. Por eso volvimos distintas, pero más nosotras que nunca. Porque entendimos que ese brillo ya no tiene que pedir permiso. Y lo que encendimos en esos tres días en El Sol no lo apaga nadie.
Otro ‘networking’ es posible
Meri Granados, directora editorial de ‘social’ en We Are Social

Mi madre lleva diciéndome toda la vida que se me nota todo en la cara. Puede que motivada (o excusada) por eso, había asumido que el networking no era para mí. Supongo que también porque sé que el trabajo no nos define. Pero no seamos ilusas: el networking es necesario. Lo que pasa es que hay un tipo distinto que no conocía, uno que te une más allá del campañote que te has marcado o del engage que conseguiste con aquella peli. Hay una red de gente que tiene honestamente ganas de ayudarte, de hacerte crecer o de acompañarte en una carrera laboral que elegiste porque te flipaba (y en la que sigues porque hay que cotizar).
Antes de empezar el programa See It Be It intuía que muchas mujeres en la publicidad podíamos sentirnos parecidas: un poco exhaustas, pero a la vez expectantes; un poco perdidas, pero con ganas de creer que había una posibilidad para lo que queríamos. Ahora sé con certeza que todas hemos pasado, estamos pasando o pasaremos por lo mismo.
Y ese es mi tipo de networking. Sobre todo, son esas tías que han organizado esto dejándose un cachito de ellas en nosotras y las otras siete con las que lo he compartido. Dicen que es más fácil abrirte con desconocidas, pero aquí he aprendido que, más que nada, es un acto de generosidad. El “¿quieres ser mi amiga?” de cuando jugabas en la playa más parecido a nivel laboral que hay.
La industria creativa tiene mucho por cambiar, pero crear un safe space y encontrar tu voz a la hora de relacionarte puede ser -yo qué sé, quién sabe, eso espero- el camino de hacerlo.
Para toda la vida
Beatriz Salmerón, directora creativa en Ogilvy Barcelona

Esto comienza con una definición (no la que está en el diccionario, una que nos hemos inventado estos días y viene más a cuento):
Dato de color (sustantivo masculino): 3. Se dice de una peculiaridad de tu persona que quieres compartir con los demás dentro de un ambiente poco proclive a ello. Véase como ejemplo un entorno profesional.
Y esto viene porque: misma bio, misma conversación, mismo comentario en LinkedIn, mismo pensamiento, misma entrevista. Sí, sí, obviamente, mismas ideas.
¿Dónde están los datos de color? ¿En qué momento se muestra la singularidad creativa?
Belén Coca habló en su taller sobre este concepto. Espera, espera... ¿Cuál es la mía?
Me pareció una buena pregunta para empezar un programa como SIBI.
Me pareció una buena pregunta para terminar de encontrarme como creativa.
Y vaya, parece que algo he encontrado, o al menos, mucho he aprendido. Como que solo tú eres tú, y eso está genial (parece de Perogrullo, pero párate a pensarlo). Tu creatividad no se tiene que adaptar al sitio en el que estés, sino encontrar el sitio que se adapta a tu creatividad.
Para no dejar de ser tú. Para no verte presentando ideas porque “estos, fijo, les va a gustar”. Oye, ¿te gusta a ti?
Y es que hay cosas a las que ni por el mejor brief, cliente, agencia o DC podemos renunciar y es a lo que somos.
Yo me comprometo a que se me ponga la cara un poco colorada, a que se me vean las vestiduras, porque, como nos dijo Belén parafraseando a Søren Kierkegaard: “No atreverse es perderse a una misma”.
Gracias Masmus, gracias SIBI. Esto me lo llevo para toda la vida.
Una tribu en 3 días y 18 horas
Gal-la Basora, sr. copywriter en Ogilvy

Permitidme empezar por el final. Última noche del programa de liderazgo femenino See It Be It, terraza en Málaga, tintos de verano en mano, y a Andrea le suena el móvil. No responde: “Ya llamaré después, ahora estoy con mis amigas”. “Amiga”. Es extraño la primera vez que alguien te llama así. Más todavía, cuando hace 72h que la conoces. Pero, lejos de ser una exageración, eso era exactamente en lo que nos habíamos convertido. Y todo gracias a esta experiencia.
Nos conocimos un 28 de mayo a eso de las diez. Siete creativas y una directora de cuentas, mientras escuchábamos al jurado de El Sol decidir los Grand Prix. Durante días, compartimos charlas y talleres. Y no sé si fue el destino o que alguien había rociado feromonas en el ambientador, pero conectamos. Muchísimo. Hablamos de inseguridades, de ambiciones, de retos. De lo complicado que es ser mujer en esta industria y de las ganas que teníamos de que esto cambiara. Reímos. Lloramos. Comimos churros. Y compartimos opiniones con Eva Conesa, Gabriella Teixiera, Ángela Pacheco, Víctor Gutiérrez, Flor Loda, Mónica Moro, Belén Coca, Auxi Barea, Lara Ruiz, Susana Pérez, Marta Lugrís, Laura Brown, Munia Bilbao y muchas más mentoras a quienes ya respetaba por su trabajo, pero ahora admiro por su humanidad. Por hablar desde la vulnerabilidad y no desde el ego. Por ser puente y no muro.
A veces, esta profesión te agota, te estruja como un niño al papel de aluminio de su bocadillo. Pero otras te inspira, te empodera y, lo más importante, te regala una tribu. Me voy del See It Be It con la confianza de quien sabe que esta industria está en buenas manos. Las de Fran, María, Andrea, Cris, Bea, Meri y Angie. Mujeres talentosas. Líderes imparables. Mis amigas.