El interesante informe ProductionScope presentado la semana pasada por Grupo Consultores constituye una estupenda radiografía de una parte del negocio publicitario que, si bien menguando, es aún una de las más importantes, cualitativa y cuantitativamente.
El triángulo anunciante-agencia-productora ha sido objeto de numerosos intentos de clarificación a lo largo de las últimas, al menos, tres décadas. Por eso, a quienes tengan suficiente memoria, algunas de las conclusiones del informe les producirán la impresión de que todo sigue igual. Sigue existiendo una básica desconfianza en la gestión de los presupuestos de producción y ninguno de los tres actores del triángulo se fía completamente de los otros dos. Al tiempo, los sucesivos documentos de buenas prácticas, modelos de presupuestos y de contratos, incluido el último de hace todo un año, siguen sin ser aplicados en la medida que la lógica de una actividad seria y onerosa debería prescribir. Es asombroso que el anunciante, responsable último de pleitos derivados de esa producción en razón de temas tan complejos como derechos de imagen, derechos musicales, de interpretación, etcétera, continúe sin exigir ese contrato en su propio beneficio.
Sin embargo, al mismo tiempo hay cosas que se mueven y a mucha velocidad, y cuando eso ocurre sabemos que es porque la tecnología está detrás. El estudio recoge la existencia de dos perfiles de productoras, el tradicional y el surgido para dar servicio en el nuevo entorno de las pantallas digitales. Un entorno en el que, desgraciadamente, la calidad pasa a un segundo plano y en el que el coste de la producción debe ajustarse férreamente a una inversión total por campaña normalmente mucho más baja que cuando se trata de una difusión televisiva.
No sabemos si el informe completo lo recoge, pero no se ha hecho pública, quizás por políticamente incorrecta, otra realidad emergente desde hace tiempo y que es la cantidad de trabajos que las agencias están empezando a producir internamente. Acuciadas por las imposiciones de gasto en producción de los anunciantes y apoyadas por nuevos medios técnicos como programas de edición cada vez más sencillos y potentes y cámaras cada vez más económicas (hay un modelo de cámara fotográfica réflex de Canon que permite rodar en calidad profesional que no falta en ninguna agencia), no es de extrañar que eso esté ocurriendo cada vez con más frecuencia.
Al mismo tiempo, también hay buenas noticias para el sector audiovisual especializado en publicidad y la mejor es la creciente importancia de las campañas de vídeo en internet. Lejos de estar muerto, el spot está más vivo que nunca y se produce de forma más abundante que en cualquier tiempo anterior. Por tanto, y con todas las dificultades que se quieran aducir, el negocio sigue existiendo y tiene perspectivas mantenerse así, cosa que otros no pueden decir.