El sector de la banca se encuentra en plena ebullición. Después de la integración frustrada de BBVA y Sabadell, el sector ha continuado alimentando su efervescencia con la fusión de las que hasta materializarse la operación eran la tercera y cuarta entidades por tamaño en el mercado español, CaixaBank y Bankia. La combinación de ambas marcas ha dado como fruto el que se convierte en el mayor banco de España, CaixaBank, con un activo total cuyo valor supera los 660.000 millones de euros.
En busca de optimizar gastos mediante la eliminación de duplicidades, esta gran operación ha venido acompañada por una reducción en términos de estructura: al cierre de esta edición, los despidos propuestos por esta compañía superan los 8.000, a la vez que sus planes pasan por la aligeración de su ecosistema físico en 1.500 oficinas. Más allá de una realidad que en CaixaBank parece estar acelerada por la reciente integración con Bankia, lo cierto es que el sector de la banca se encuentra inmerso en una vorágine de disminución de su capital humano: en estos momentos, las entidades en su conjunto plantean el despido de 18.000 profesionales, destacando asimismo los ERE anunciados por otras entidades como BBVA, Santander, Sabadell o Ibercaja. Resulta preciso citar aquí a Bizum, que en las últimas semanas ha saltado a los medios como ejemplo de la senda que el sector bancario puede tomar de aquí en adelante: la compañía, cuya operación es completamente digital, ha logrado conquistar a quince millones de usuarios con tan solo siete empleados.
Resulta indiscutible que el modelo de negocio de los bancos ha cambiado. Los planes de digitalización emprendidos antes de la pandemia y acelerados por esta han acentuado a su máximo histórico el número de contactos digitales que mantienen con los clientes. Sobre esta cuestión reflexionan en páginas interiores directivos de ocho entidades, quienes en general coinciden en que el impulso marcado por la COVID-19 ha supuesto un revulsivo para un camino ya iniciado. Un camino que además de retos, presenta oportunidades tanto desde la perspectiva de los propios bancos como desde la de sus clientes, quienes ya no dependen de un desplazamiento físico para realizar la mayor parte de las operaciones.
Tras la crisis económica y de confianza, llegó la trasformación digital y un contexto enmarcado por la pandemia, en el que apremian aún más si cabe los cambios. Y no solo en la banca. El sector publicitario no es ajeno a esta transformación ni a la evolución de los perfiles que conviven dentro de las agencias. Es por eso que, de forma complementaria, en este número nos acercamos a un perfil en el que pocas veces hemos centrado la atención y que ha adquirido en los últimos tiempos un papel especialmente relevante: los directivos financieros. Hasta hace bien poco asociados exclusivamente a la gestión monetaria, de asesoramiento y financiación, la pandemia ha venido a acelerar una evolución de competencias ligadas ahora también a la estrategia y al negocio.