Por eso, en Neurolab han desarrollado un proceso de análisis que puede ser aplicado a spots, marcas, logos, productos, etcétera, y que tiene en cuenta tres indicadores, tres elementos cognitivos que determinan cómo vemos la realidad: atención, emoción y memoria. Todos están relacionados. A lo largo de la vida una persona ve un mínimo de 2 millones de anuncios de televisión, pero de toda la información que recibe, el cerebro solo se queda con un 1%, la que resulta más coherente con cómo percibe el mundo. El primer paso, es, por tanto, pasar  ese filtro.  Entonces entra en juego la emoción, que también forma parte del proceso de toma de decisiones. “Si somos capaces de estudiar las trazas emocionales de nuestros anuncios, sabremos si acercan a la compra  o no”, ha explicado González. Por último hay que conseguir que esos anuncios se recuerden, sobre todo a largo plazo.
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