
¡Pasen y vean!, esto es lo que sentí cuando aterricé en el aeropuerto de Niza, una llamada al mayor acontecimiento de la industria publicitaria: Cannes Lions 2018. Terminó tan solo hace una semana, y después de la resaca de aprender, disfrutar, sufrir y compartir tus conocimientos y emociones con los mejores del mundo, te das cuenta de lo mucho, mucho, que vale la pena vivir esta experiencia de cerca una vez en la vida. Tuve la suerte de experimentar mi primer Cannes en el año 1999, con tan solo 24 años, cuando Luis Casadevall, Salvador Pedreño, Ramón Roda, etcétera, apostaban al 100% por la creatividad, y promovían la asistencia al festival como parte del aprendizaje de un creativo. Y aunque desde ese año volví a estar presente en numerosas ocasiones, esta última me ha hecho sentir como la primera vez; los mismos nervios y las mismas sensaciones, con la diferencia de poder vivir el mejor festival del mundo desde el backstage, y recordarlo el resto de mi vida.
Rob Reilly, presidente creativo mundial de McCann Worldgroup, fue designado presidente del jurado en la categoría de Brand Experience & Activation, y, la verdad, ¡qué suerte tuve! Cuando estás cerca de estos ‘monstruos’, entiendes por qué llegan tan lejos. Era el primer año de la categoría y teníamos una misión muy clara que Reilly remarcó desde el principio: dejar el camino de la categoría muy bien contado para que quede bien definida con los trabajos elegidos. Y así es como empezamos las largas jornadas de debate, viendo y discutiendo si lo que teníamos en la pantalla cumplía al 100% las expectativas de esta nueva categoría y subcategorías. Personalmente, creo que se logró.
Es una categoría extremadamente exigente donde uno de los requisitos es que la experiencia del usuario con la marca esté implícita en la idea y de una forma muy clara. Los consumidores no solo quieren comprar productos, quieren consumir experiencias, quieren ser parte de la historia, y esto es lo que encontramos en las campañas premiadas. España pasó un total de 10 finalistas, de los que convertimos 3 en premio (1 oro y dos bronces), y casi conseguimos otro gran premio, pero Apple no ‘nos dejó’. Creo que la categoría queda bien entendida cuando en una batidora mezclas un 33% del gran premio de Apple, con otro 33% de Burger King -Scary clown night, de Lola-, y le añades otro 33% de The black super market, de Carrefour –esta última, obra de la agencia parisina Marcel, fue una de las campañas más premiadas del festival con más de 10 leones-.
Desde mi punto de vista, el festival está dando un giro real; ganar un león es sumamente complejo y, aunque se repartan más de 1.186 en esta última edición, no podemos olvidar que casi se inscriben 40.000 campañas de todo el mundo. España está en un buen momento, en los últimos tres años se han conseguido 3 grandes premios y más de 100 leones y, aunque este año solo hemos entrado 12 agencias en lista corta, frente a las 20 de 2017, pienso que si nos preparamos bien, en la próxima edición podremos estar entre las 5 primeras del mundo.
Quería aprovechar esta nota para agradecer a Scopen por el gran trabajo que hacen y felicitar a todas las agencias y jurados españoles que lo dejaron todo para mantener el palmarés en lo más alto. ¡Felicidades a todos los ganadores!