Néstor García
Fundador y director creativo en Fácil
Hablar sobre las campañas de Navidad me encanta. Cuando pienso en ellas se me mezclan de manera inevitable mi parte de niño viendo cómo la gente volvía a casa en los anuncios de El Almendro con mi parte de director creativo diseccionando campañas de Loterías o John Lewis en YouTube, y me resulta muy difícil separar una parte de la otra.
Y dicho esto y después de pensar un rato creo que si tengo que elegir una sola campaña sería Misunderstood de Apple. Para mí lo tiene todo. Tiene lo que esperas de una buena campaña de Navidad: la nieve, la música, las lágrimas, la familia, el encuentro… y tiene también todo lo que esperas de una buena campaña en general, la idea, la tensión, el insight, la verdad, la producción, el producto.
Me asombra la naturalidad con la que la pieza se hace cargo del problema del abuso de los móviles en los jóvenes y le da la vuelta en medio de la típica escena familiar navideña. No es nada efectista, pero en cuanto te despistas estás a punto de llorar pensando: “Ay! qué bonito lo que ha hecho el chico con un iPhone, la verdad es que no son tan malos como dicen”.
En fin, que me imagino al yo niño que veía los anuncios y al yo creativo que los piensa, sentados en el sofá disfrutando de la campaña tan a gusto.
Aquí dejaría de escribir si sólo tuviera que hablar de una, pero hay otras que me han marcado mucho como Sorry, I Spent It On Myself de Harvey Nichols o Justino, de Loterías, por ejemplo.
Bitan Franco
Fundador y director general creativo en Mono Madrid
Los anuncios navideños no son mi género favorito y, encima, tengo bastante mala memoria, pero voy a intentarlo.
Me parece que, por regla general, las campañas navideñas son poco novedosas. La mayoría no me gustan mucho, siento que las historias se repiten y el estilo, más. Pero hay que reconocer que casi todas las navidades aparece alguna obra de arte. Entre mis favoritas están: el de Justino, de Leo Burnett Madrid para Lotería de Navidad, del que me gustó y me dio mucha envidia cómo estaba hecha. Era una pequeña película de Pixar, y el de Sorry, I spent it on myself, de Adam&Eve para Harvey Nichols, que sí me sorprendió, me pareció que se salía de la norma, y que proponía un tipo de anuncio navideño bastante distinto a los que estamos habituados. Tenían que ser los ingleses…
De todas formas, un artículo de El Mundo dice que “En 1931, Coca-Cola encargó a Haddon Sundblom rediseñar a Santa Claus con los colores de la compañía. Y, según cuenta la leyenda, así se ha quedado. De color rojo y completamente pagano, muy alejado del color verde y las cruces que le caracterizaron antaño. El poder de una multinacional que cambió el símbolo de la Navidad para miles de niños en todo el mundo”. Si esto es así, para mi ese es el mejor anuncio de Navidad de la historia. Una idea líquida, sin formato, universal, experiencial, con buena bajada a redes sociales, wearable… y con mucho recorrido.
Raquel Martínez
Fundadora y directora creativa en This is Libre
Decir una sola campaña como la mejor de todos los tiempos me resulta casi imposible,
pero sin duda hay una marca que para mí es referente absoluto. Y lo es por conseguir con sus spots navideños contar historias memorables y que despiertan admiración a todos los que nos dedicamos a esto de hacer anuncios, y algunos como yo muchos de ellos por Navidad. La cadena de grandes almacenes británica John Lewis desde hace años nos emociona y sorprende cada Navidad con sus historias. Pero si tuviera que elegir una de sus piezas por encima de todas sería Monty the penguin, lanzada en las navidades de 2014 y creada por la agencia Adam&EveDDB.
La campaña mostraba la amistad entre un niño y su mascota Monty, un pingüino con el que el protagonista juega todo el día. A pesar de que se divierten juntos, el niño se da cuenta que Monty no es feliz y decide darle una bonita sorpresa y por eso le regala algo absolutamente tierno, una novia por Navidad.
La producción impecable acompañada por la banda sonora de Real Love de John Lennon, versionada por Tom Odell y un concepto demoledor Give someone the Cristmas they´ve been dreaming of hacen de ella una pieza mágica y contemporánea.
Pero lo más bonito es que Monty no se quedaba simplemente en una bonita ejecución. Lo que realmente la hace imbatible es que la idea traspasaba la pantalla. John Lewis creó y puso a la venta la adorable pareja de pingüinos como producto estacional.
La venta de estos peluches consiguió que John Lewis alcanzara en tan solo una semana récord de ventas llegando a los 175 millones de libras por primera vez en su historia.
¿A quién no le hubiera gustado hacer una campaña como esta?