Este año, en Proximity hemos podido visitar el Integrated Systems Europe, la feria del audiovisual y el Mobile World Congress. Y sin ser ingenieros o profesionales técnicos para ninguna de ellas (con alguna excepción), son dos ferias que nos han hecho pensar.
Primero en el DÓNDE, ya que son posiblemente las dos ferias tecnológicas más importantes de hoy en día y que podemos disfrutar en nuestro país. Y si estás en Barcelona, en tu ciudad, es un 10 a pesar de las molestias que pueda generar.
También en el CUÁNTO. Son ferias enormes, en las que como visitante, sin un objetivo concreto más que simplemente observar, apabullan y aturden con sus excesos tecnológicos. Pudiéndoles dedicar solo unas pocas horas (una tarde en el ISE y una mañana larga en el MWC), es muy poco tiempo para unas ferias con 5 y 8 pabellones enteros. Son un par de eventos rompe-piernas y destroza-cabezas, en las que intentar asimilar todo lo que ves es tarea casi imposible y, aunque en un inicio lo intentas, acabas por abandonarte simplemente a las sensaciones que produce.
Después en el QUÉ. Por un lado, en el ISE (a la que nos referimos como la feria de las gafas de sol, por la gran cantidad de pantallas de gran formato con todos los lux posibles) nos mostró la tecnología de presente a utilizar en los estands de las ferias. Tecnologías sorprendentes que permitían la construcción de pantallas de las medidas y formas que se quisieran. Colocadas en suelos, techos y cualquier rincón imaginable, pero dando la sensación de una pantalla completa. Con bloques en movimiento que interactúan con la imagen que proyectan, o en tiras de leds que giran a la velocidad de las aspas de un dron para crear una imagen continua, incluso en 3D. O diferentes sistemas de pantallas transparentes que posibilitan la realidad ampliada o la realidad mixta, para mi uno de los retos más atractivos para los especialistas en comunicación y publicidad.
Y por otro lado el MWC (a la que nos referimos como la feria de las furgonetas negras, por razones obvias) recoge todas esas tecnologías y simplemente las utiliza como un front-end al servicio de unas marcas que quieren poner el énfasis en otra cosa. Una feria más relajada visualmente, pero igual de intensa en la captación de atención de los asistentes.
Otro de mis pensamientos ha sido el PORQUÉ. ¿Qué objetivos tenían las diferentes marcas para asistir a cualquiera de los dos encuentros tecnológicos? Suelen ser conseguir reputación en el mercado, generar orgullo de pertenencia, mostrar posicionamiento y valores, divulgación de sus productos/servicios, fomentar contactos comerciales o estratégicos, y directamente, generar negocio.
Y siempre hay uno que predomina por encima de los demás y que condiciona la estructura, la inversión del estand y la forma en la que se está en la feria. Lo hemos percibido en el estand de Huawei, que dominaba casi por entero el pabellón 1, con una amplia zona pública y una enorme zona privada con acceso restringido por una larga tira de tornos dignos de la más grande estación de metro de una gran capital (¿una forma de reivindicarse en el mercado después del veto de Estados Unidos y su expulsión del ecosistema oficial de Android?).
“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia” decía Arthur C. Clarke. Pero hay que hacer buena magia y no nos ha convencido mucho el juego de realidad virtual con chaleco háptico que dominaba el estand de Telefónica, en el que es difícil entender toda la complejidad técnica que hay por debajo. O el de HTC en el que un grupo de ejecutivos se entregaban a un juego de disparos en la realidad virtual. Ambos casos, nos han parecido más un reclamo para la prensa generalista que una demo para un público profesional.
Y estos grandes estands contrastan con los pequeños en la periferia de los pabellones, con comerciales que están por los pasillos intentando cazar el interés de los visitantes y rentabilizar con contactos de cualquier tipo la inversión realizada.
Y en una feria que está dedicada a la conexión, un pensamiento importante ha sido el CÓMO relacionado con el data. Data con mil escusas, pero siempre data. La feria del MCW está plagada de sistemas para mantenernos conectados y transmitir data. Data conseguida por el coche, por cámaras en cualquier lugar, por el móvil, por los relojes inteligentes, las bandas inteligentes, los anillos inteligentes, las gafas inteligentes o los mega-pines inteligentes… Data para procesarla continuamente y darnos servicios que no sabíamos que queríamos. Servicios que queríamos, pero no sabíamos que podíamos tener. Información que no sabíamos si nos importaba… pero que acabará siendo importante.
Y acabamos preguntándonos si la realidad ampliada al volante ayuda o distrae, y si tantos datos en tantas pantallas despistan más que informan (y suele ser que menos es más). Que para qué necesito un anillo que me permite sentir el tacto a distancia de un perro o un bebé, en lugar de tener una tecnología que me permita estar al lado del perro o del bebé y sentir de forma virtual cualquier otra cosa.
Y dentro de tanta tecnología, un resquicio para la conciencia del planeta. Las marcas empiezan a valorar el impacto que tienen y buscan como convertirlo en un valor para el usuario. Porque reciclar también vende.
Y ahora te estarás preguntando CUÁNDO citaremos las famosas dos vocales. Las vocales más mencionadas en los últimos meses. Que podrían ser la “U” y la “A”, para dibujar un gran “UAU” por lo que se ha visto en estas ferias y por lo que representan para nuestro país. Pero no, las omnipresentes han sido la “I” y “A”, o al revés, según tu idioma de referencia.
Todas las marcas se han esforzado por aprovechar el tirón mediático que tienen. Todos los estands rivalizan en ponerlas en algún lugar preminente. Todos los productos y servicios están condicionadas por estas nuevas IAs, que nos permitirán optimizar cualquier cosa, de las más simples como las palabras escritas, leídas o buscadas, a las más complicadas, como las peticiones de atención de los pacientes en las habitaciones de un hospital, o el tráfico y los aparcamientos en una gran ciudad.
Pero en todos los casos recuerda… nos hemos convertido en data que genera data, que fluye de un sitio para otro para que sea procesada no en tus dispositivos, sino en cualquier lugar del planeta y que generen una reacción que puede ser en cualquier lugar. Que para eso estamos conectados con niveles de latencia rozando la inmediatez.
¡Bip!
