Lleva cuatro años al frente de la dirección de marketing de Fnac, pero esta marca se instaló en su vida cuando ella era estudiante. Y no fue la única, para muchos universitarios de los años Noventa la tienda de la calle Preciados – la primera en abrir en España y que actualmente se encuentra cerrada por obras, aunque con la previsión de volver a acompañar a los madrileños a partir de septiembre- se convirtió en un lugar al que acercarse a conocer las últimas novedades literarias o musicales. Todo lo que ocurría en el ámbito de la cultura tenía hueco en Fnac. “Apoyar, promover y acercar al consumidor la cultura siempre ha sido parte de los valores de la compañía”, afirma Sara Vega. Y bajo este gran pilar se ha construido, durante más de treinta años, su reconocible identidad. Pero como ocurre a muchas marcas, el paso del tiempo ha provocado una erosión en estos valores. Fnac notaba que estaba perdiendo su esencia. Tocaba reposicionar, revisar y actualizar la marca con un objetivo: volver a los orígenes. “En el momento en el que yo me incorporo a Fnac hay una comunicación muy comercial, muy de producto y precio, un poco impersonal desde el punto de vista del tono. Cuando planteamos todo el reposicionamiento, lo que queríamos era regresar al humor inteligente y canalla con el que siempre nos ha identificado el usuario”, comenta la directora de marketing.
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