¿Tiene mucho que ver El campamento de Telecinco con la Semana Grande de Bilbao? A priori, parece que no demasiado. Pero, a los que nos gusta la comunicación y la polémica, sí le hemos podido encontrar este verano un curioso punto en común: la moralidad de las marcas, los medios y las audiencias.
Las redes sociales se calentaron con quienes pedían la retirada de las marcas patrocinadoras de El campamento por un supuesto contenido denigrante. Al tiempo, y en otro lugar de la red, un grupo de amantes de la tauromaquia se desesperaba porque en ninguna televisión nacional se retransmiten ya corridas de toros.
Y, en el fondo del asunto, como decía, el eterno debate sobre marcas, audiencias y responsabilidad social.
De un lado, los defensores de la rectitud, la seriedad, la dignidad de las personas: no todo vale con tal de que una marca alcance a millones de personas en prime time. Los moralistas.
De otro lado, los defensores de las audiencias, el poder del espectador, y la libre elección de contenidos: el que no quiera ver telebasura, que no la vea, pero marcas y medios sólo responden a criterios de rentabilidad. Los nihilistas.
Independientemente de mi opinión sobre el asunto, me llamaron poderosamente la atención las declaraciones en Twitter de dos personas extremadamente relevantes en nuestro mundo de la comunicación. Porque, curiosamente, ambos desde un punto de vista nihilista... son profundamente contradictorias.
La primera, expresamente a raíz del incidente El campamento, fue Marcos de Quinto, quien, desde la presidencia de Coca-Cola, se posicionó a favor del poder de la audiencia frente a las marcas: "Si se retirara primero la audiencia ya verías qué pronto se retira el apoyo publicitario. No culpemos a las marcas".
La segunda persona, Maurizio Carlotti, desde la vicepresidencia de Antena 3, se acercó al debate quejándose del poder de las marcas frente a las audiencias: "Las TV comerciales no retrasmitimos corridas de toros no porque no tengan audiencias, más bien porque no tienen anunciantes."
¿Cuál de los dos miente?
Ricardo Sánchez Butragueño
Director general de Butragueño & Bottländer