En el momento de escribir estas líneas estamos en el día dos de vida  de la campaña de Aquarius en defensa de los políticos, los buenos  políticos. Dentro de su serie de gente extraordinaria, Coca-Cola y Sra.  Rushmore han planteado el capítulo con la mayor carga potencial de  polémica de su prolífica historia de marca. Si hay una raza odiada en  este país por gente de todas las ideologías y edades esa es la de los  políticos, segundo problema nacional según el INE. Por tanto,  presentar una campaña en defensa de los políticos a un anunciante sería  como hacerlo en favor de los franceses en el barrio madrileño de  Malasaña el mismo 2 de mayo de 1808 por la noche. Pero si hay una  compañía y una marca donde se puede aprobar algo así, tenían que ser  éstas. No en vano Marcos de Quinto, su presidente, es cada vez más un  personaje con compromiso político (no con partido) y su enfoque de la  gestión de una marca, según él mismo nos explicó, tiene que ver cada  vez más con las campañas políticas que con las publicitarias. 
Ahora, tenemos por delante unos cuantos días donde medio país se  va a posicionar a favor o en contra. Por lo que uno lee en redes sociales,  es bastante más numerosa la última opción, pero eso no es de extrañar  ya que parece connatural con el medio. Si hay un país donde  funcionaría una aplicación titulada "trolifícate", sería éste. Pero, aunque  así sea, y aunque estuviera perfectamente asumido que eso se iba a  producir, no todas las marcas aguantarían el tirón. 
¿Se están suicidando? Han pasado menos de 48 horas pero yo diría  que no. Es una campaña audaz y quizás un poco arriesgada. Están  saltando a una piscina que no tiene agua, cierto, pero tiene Aquarius, es decir, tiene muchos años de una comunicación rompedora y de un  establecer una relación bastante directa y privilegiada con la audiencia.  Ni siquiera parece que se hayan molestado en canalizar la conversación  hacia algún territorio propio, lo que seguramente habría sido un error.  De hecho, a las 24 horas ya había como 40.000 visionados en YouTube  con cientos de likes y dislikes (la mitad de los anteriores), frente a  solamente unos pocos en el perfil oficial de la bebida en Facebook. Al  final la gente hace lo que le da la gana, y eso es justamente lo que ha  venido diciendo la marca desde hace años, así que actuar de otra forma  habría sido raro. 
David Torrejón 
Director editorial