He de comenzar reconociendo que tengo un problema con el juego. No sé si por leer de niño El jugador en la colección de RTVE o por que siempre intenté aprender en cabeza ajena, el caso es que soy refractario al juego. Mi presupuesto anual en esta actividad se limita a un décimo del número de la empresa en la lotería de Navidad, y he tenido que duplicarlo porque ya no encuentro a nadie que quiera compartirlo. Cuando pasé por Las Vegas puse un solo dólar en una tragaperras porque quería ser el único individuo del mundo con saldo positivo frente a la sin city. No lo logré, como era lógico, por lo que mis convicciones se reforzaron aún más. En general, regalarle dinero a un multimillonario no es mi idea de pasar un rato divertido. Así que quizás estoy sesgado en este tema, que consiste en señalar que todo se prepara para hacer del juego el nuevo fútbol. Ya desde hace unos años eran patentes los esfuerzos por introducir en nuestro país actividades como los torneos de póker, online o presenciales. La vía eran las campañas de relaciones públicas, las invitaciones a periodistas, los reportajes, el branded content, que diríamos ahora.
 
Pero, con la nueva ley que permite la publicidad del juego, todo se acelerará: empresas con grandes recursos, medios literalmente caninos y una actividad que necesita apoyarse en ellos para crecer, el triángulo perfecto. Y si hablamos de agencias de publicidad, la expectación es máxima: la pieza de caza mayor ya no es una cuenta con cuatro ruedas, basta que tenga una con forma de ruleta. ¿Qué lugar ocupa Eurovegas en todo esto? No lo sé muy bien, pero lo cierto es que la posición de los medios más beligerantes se ha relajado de una forma sorprendente. Algunos han pasado de la crítica a dedicarle una hora al tema con este interesante punto de partida: vamos a hablar del juego, pero hoy como industria, sin tener en cuenta sus aspectos negativos. Eso se llama ecuanimidad.
 
Así que, no solamente se trata de que se instalen en nuestro país un manojito de casinos de diferentes dueños (el proyecto de Barcelona también los contempla), el asunto a meditar es que el juego va a ser tan omnipresente a nuestro alrededor como ahora lo es el fútbol
 
¿Exagero? ¿Me pueden decir qué necesidad tiene Rafa Nadal, un prescriptor, un héroe para los niños donde los haya, anunciando una aplicación de juego online? Y esto acaba de empezar.
 
David Torrejón
 
Director editorial