Resulta que los hábitos de la gente no cambian tanto como el resto del entorno, o esto es lo que parece extraerse del estudio La televisión: tradicional vs online, realizado por AIMC. Resulta que el 57% de telespectadores españoles nunca ha accedido al visionado de televisión de forma online, cosa que aunque a priori sorprende, tiene su explicación.
Imaginemos un visionado de cualquier cadena (del uno al cinco), de un resumen de fútbol (por no entrar en el fango de las emisiones de partidos) en el que un jugador parece que en lugar de correr, se desplaza como Chiquito de la Calzada. Cuidadín, cobarde de la pradera…., con ese particular movimiento desacompasado y como pegando traspiés entrecortados. Eso es más o menos lo que pasa con las conexiones de streaming de video en España. Primero porque no queremos pagar las altas cuotas que suponen las conexiones de banda ancha o fibra, y después porque nos la pegan con queso con dichas conexiones de banda ancha, que tienen de ancho lo que el pasillo del colegio cuando se collejeaba al compañero que se había rapado el pelo, oseasé, muy, muy estrecho.
Ya ni hablo de los streams en directo, que entre que el audio campa a su bola y la bola, nunca mejor dicho, se queda enredada en las botas de Chiquito, no vemos ni el gol. Resumiendo y al hilo del estudio: el 20% que no ve la tele online, afirma que se debe a la lentitud de su conexión a Internet. No me digas.
Lo de la tecnología es la recoña en bote. Nos creemos que porque existe, ya la deberíamos de tener todos de inmediato en nuestras cocinas de casa, como el papel Albal. No, la tecnología tiene un tiempo de penetración y un coste, que tanto los gobiernos, las compañías, marcas y usuarios debemos afrontar. En un país en el que históricamente los avances tecnológicos han penetrado de forma lenta y en el que no se promueve ni apoya el I+D ni en una cuarta parte que en nuestros países vecinos norteños, no es de extrañar que sigamos teniendo un consumo tan atrofiado y lastrado en el pasado como el que nos muestra el estudio.
Luego está lo de las pantallas, claro. Es que, amigos, hasta que no haya un portátil que se despliegue cual esterilla de playa y se convierta en un pantallón de 60 pulgadas, es ciertamente lógico ver la tele en una tele. El tamaño sí importa, y la velocidad, también. Tampoco nadie mandaría SMS's vía pantallón de 60" porque no tendría sentido, ni nos cabe en el bolsillo.
Mucho hay por cambiar en los hábitos del consumidor, pero también en las emisiones y el uso de internet para todo, incluyendo la tele. Tecnológicamente estamos sacando un rendimiento muy torpe y lento de lo que potencialmente nos da Internet, pero porque también la forma de hacer televisión debe cambiar, acorde a un proceso de evolución tecnológica de los dispositivos, pero sobre todo de los contenidos.
Pondré un ejemplo: tengo un smart TV en casa con conexión a internet y sin embargo, aunque tengo muchas apps definidas, no hay un navegador para navegar Freestyle. Está muy bien lo de las apps, pero es un uso limitado y segmentado a campos muy concretos, cuando el navegador es la libertad de uso absoluto. ¿Es una cuestión de posibilidades técnicas? No, es una cuestión de que las propias marcas de televisores siguen en un modelo de consumo de televisión sin desarrollar. ¿Como es que el primer paso en internet, que son los navegadores, no vienen por defecto en estas smart TV's? Tampoco tiene mucho sentido que las teles no integren teclado y ratón, sistemas inventados ya hace décadas, o cualquier otro método de interactuación. ¿Y por qué?
El ser humano es un animal de hábitos, aprendidos y heredados, y nos cuesta mucho cambiar esos hábitos, por muchas razones sólidas o técnicas que se nos planteen. Cosas de Homo Sapiens Neanderthalis, que dedicó miles de años a cazar y carroñear, antes de pasar a sembrar y recolectar. ¡Seguro que al primero que sacó algo de la tierra lo collejearon como al pobre compañero rapado del cole! Lo collejearon tanto que se convirtió en Sapiens Sapiens, al menos cambió de hábitos a base de golpes…
Volviendo a nuestro siglo, por otro lado las marcas de televisores y las cadenas siguen manteniendo sus mismas estructuras y forma de producir contenidos, que es la que les conviene. En esto de los contenidos ni me meto, porque da para tres columnas como esta y no es la idea. Hoy me niego a hablar de la Esteban.
Portazo
Tampoco es extraño que se mantengan en sus trece. En los móviles tuvo que llegar Apple (con el cacharito más odiado y envidiado del sector) y desmontar el cotarro para que el resto de marcas se pusieran las pilas. Igual si por ellos fuera seguiríamos teniendo móviles de primera o segunda generación, porque los costes de producción serían de chiste y ganarían mucho más. Pero algo o alguien pegó un puñetazo, pinchó el balón de Chiquito y les dio un buen portazo en los morros en su propio terreno. ¡Como para no despertarse!
Igual en el mundo televisivo hace falta esto, un player, marca, cadena, o illuminati que enfoque de forma diferente tanto el contenido como el propio hardware y que lo enfoque hacia el consumo actual. De forma que mi sobrina de 3 años deje de intentar pasar las páginas del televisor de mi hermano, ¡como si fuera un iPad! Y se cabrea con razón, como diciendo: "Pues vaya mierda de tele has comprado, papi…"
Hace meses vi otro video de un niño que hacía lo propio con una revista, y casi se deja los dedos sobre la página numero 8 de publicidad. Ni pasa la imagen con el movimiento del dedo, ni clicando va a ningún lado, ni se mueve, ni ná. Una mierda, vamos.
Si es que los niños saben más de intuiciones y uso práctico que nadie. Tampoco tienen los complejos ni las ataduras económicas y políticas de los adultos, está claro. Aunque el ser humano no ha cambiado mucho, igual dentro de 5.000 años no hay ni internet.