Quiero mirar al futuro para imaginarme cómo será el consumo de medios dentro de unos años. Para ello, no es suficiente con cerrar los ojos e imaginar, sino que el primer esfuerzo que tengo que hacer es salirme de mí misma y meterme en la piel de los niños que nacerán en el futuro, los hijos de mi hija. Un mundo en el que la tecnología estará por todos lados, más aún de lo que lo hace ahora.
Las noticias seguirán siendo una necesidad, pero la forma en que accedamos a ellas cambiará de manera significativa. Los medios tradicionales como la televisión, la radio y la prensa, que ya han experimentado una transformación con la digitalización, probablemente evolucionen aún más. Es posible que la televisión se convierta en una experiencia totalmente inmersiva gracias a tecnologías como la realidad virtual. Imagino un escenario donde los espectadores puedan adentrarse en los ‘telediarios’ como si estuvieran allí, con una percepción tridimensional y en tiempo real. La radio podría evolucionar hacia plataformas de audio interactivo que permitan a los oyentes personalizar sus experiencias de manera inimaginable hoy en día, eligiendo no solo el contenido, sino también el tono, la velocidad y hasta el contexto del mensaje. La prensa, por su parte, podría existir en formatos completamente digitales y adaptados a dispositivos que aún no podemos concebir, como lentes de contacto inteligentes o implantes cerebrales. Los avatares serán clave en estos medios, actuando como presentadores personalizados que no solo transmiten noticias, sino que también interactúan con los usuarios, respondiendo preguntas y ofreciendo análisis en tiempo real.
La música, un componente esencial de nuestras vidas y una palanca sobre la que se levantan muchos puntos de contacto de las marcas, también sufrirá transformaciones. Con la evolución de la realidad aumentada y la realidad virtual, los conciertos y las experiencias musicales podrían convertirse en eventos totalmente inmersivos, donde los espectadores no solo escuchen la música, sino que también la vivan de manera multisensorial. Imagino festivales virtuales donde podamos elegir nuestra perspectiva, interactuar con otros asistentes e incluso con los propios artistas en tiempo real.
Ahora, los jóvenes pasan el día en las redes sociales, es su manera de comunicarse. Creo que en el futuro de mis nietos la realidad virtual les llevará a relacionarse de manera diferente. Un mundo donde las redes sociales no se limiten a publicaciones y comentarios en pantallas, sino que se conviertan en espacios virtuales donde las personas puedan reunirse, conversar y compartir experiencias de manera casi tangible. Estos espacios podrían ser tan reales como nuestra imaginación lo permita, y las interacciones tan profundas y significativas como las que tenemos en el mundo físico.
Esta realidad virtual no solo afectará a la comunicación, sino también a cómo navegamos en internet. La navegación online que hacemos hoy podría ser reemplazada por experiencias inmersivas en mundos virtuales donde la información esté disponible de manera más intuitiva y accesible. Los medios se adaptarán a esos mundos virtuales (vallas, emisoras de radio, cadenas de televisión…) y esto abrirá un nuevo abanico de posibilidades. Podríamos ver noticias proyectadas en nuestro entorno mientras caminamos por la calle, o escuchar las últimas actualizaciones mientras hacemos ejercicio, todo integrado de manera fluida en nuestra vida diaria.
La realidad aumentada, con su capacidad para superponer información digital en el mundo real, abrirá un abanico de posibilidades especialmente para el medio exterior. Imagina caminar por la ciudad y ver anuncios interactivos que no solo te informan sobre productos y servicios, sino que también te permiten interactuar con ellos directamente desde tu dispositivo móvil o a través de gafas de realidad aumentada. Los escaparates de las tiendas serán pantallas interactivas que muestren productos en 3D, permitiéndote visualizar cómo se verían en diferentes contextos. Además, los espacios públicos podrían enriquecerse con capas de información contextual. Por ejemplo, en una visita turística, podrías apuntar tu dispositivo hacia un monumento y recibir instantáneamente su historia, datos interesantes, e incluso recreaciones visuales de cómo lucía en el pasado. Las campañas publicitarias podrían volverse más dinámicas y personalizadas, adaptándose en tiempo real a las preferencias del usuario o a eventos locales.
Son muchos los cambios, pero estoy convencida de que los medios se irán adaptando porque dos de nuestros sentidos claves seguirán siendo la vista y el oído, y nuestras emociones continuarán estando en nuestras vidas y serán fundamentales en la relación con las marcas. Los avances tecnológicos ofrecerán nuevas formas de conexión y comunicación, pero la esencia de cómo experimentamos y respondemos a los medios seguirá basándose en nuestra naturaleza humana.
Macarena Estévez, fundadora de Círculo De Ingenio Analítico