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# social
Una cartilla controla la salud de la madre y
el bebé desde su gestación.
Foto: @BrunoDemeocq/Unicef
Medir la circunferencia del brazo de un
niño es uno de los métodos para detectar
la desnutrición.
Foto: @BrunoDemeocq/Unicef
Teresa Viejo, participando en el
proceso de control del estado
nutricional de un bebé en
Porokhane.
Foto:@BrunoDemeocq/Unicef
>> casa por casa. Su capacidad de seducción es tal que les he contemplado
regañar a los hombres porque no se lavan las manos después de defecar y
no les permiten tocar a sus bebés hasta que no erradiquen ese mal hábito.
Promueven la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses,
controlan el peso, las cartillas de vacunación, el registro de los niños y niñas
y –¡eureka!- se autofinancian: cultivan huertos comunitarios con cuyos
frutos obtienen fondos para sostener once centros de salud en diferentes
puntos. En la localidad de Nyoro han adquirido un molino de mijo donde
trabajan mujeres encargadas de elaborar una harina de multicereales que es
un crack para la alimentación infantil. Mademoisille Farine -así bromeo con
ella- me explica el proceso como si fuese la piedra filosofal. Poco importa
que el camino hacia esa fórmula mágica se lo mostrara Unicef tiempo atrás:
ellas han capitalizado el descubrimiento y la agencia de Naciones Unidas
aplaude en silencio. No se trata de medallas, sino de logros.
Los miembros del Comité de Nyoro nos han preparado una recepción y yo
me siento en el Palacio Real un día de fiesta oficial. Saludo a la presidenta,
la vicepresidenta, la secretaria, la tesorera… Los cargos no ostentan
tarjeta sino compromiso; y gracias a esa psicología femenina ha prendido
en Senegal un virus muy contagioso que blandea la salud como bandera a
través de 180 comités repartidos por el país. El éxito es tal que se han visto
obligadas a gestionar sus competencias en distintos comités y articularse a
través de asambleas generales. Los jefes de las aldeas las escuchan, lo hacen
los alcaldes, los imanes, los ministros y el presidente.
Son una empresa de prósperas sucursales. O un partido asambleario que
ríete tú de Podemos. Así a golpe de esos asuntos que la sociedad mal llama
femeninos ellas van cambiando el país desde la fuerza que representa la
maternidad.
Mientras, aquí seguimos valorando qué hacer desde nuestra trinchera de
moqueta. #
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