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# opinión

        yDavid Torrejón Periodista, publicitario y escritor

    Estereotipos                                             En la lucha de la mujer por ocupar el puesto que le corresponde en la
                                                             sociedad y especialmente en las empresas, se utilizan algunos lugares
                                                             comunes que a veces me preocupan, y me pregunto hasta qué punto hay
                                                             que insistir tanto en ellos.

                                                             Por ejemplo, es muy habitual escuchar a activistas de esta lucha insistir en
                                                             las cualidades de la mujer asociadas a su facilidad para la comunicación y a
                                                             su mayor capacidad de expresar sentimientos. Superados ampliamente los
                                                             tres cuartos de mi carrera profesional en los sectores del periodismo y la
                                                             publicidad, después de haber trabajado en empresas con pequeños equipos
                                                             y siempre con una mayoría de mujeres en ellos, puedo decir que me he
                                                             encontrado de todo.

                                                             He convivido con ejecutivos cuya boca me habría gustado tapar con cinta
                                                             adhesiva unas horas al día por su constante ansia comunicativa, eso que
                                                             se supone es una característica femenina y, por el contrario, he tenido
                                                             compañeras felices de estar entre números e ideas abstractas, renuentes
                                                             a la comunicación personal, tal y como se supone que son algunos tipos
                                                             clásicamente masculinos. En mi experiencia, mujeres con esa personalidad
                                                             no son tan raras como podría pensarse, y muchos estarán de acuerdo conmigo
                                                             en que en las agencias y las redacciones tampoco es raro encontrarse con
                                                             tipos tan incapaces de callarse como Roger Rabbit.

                                                             Son cómodos, ellos y ellas, todo hay que decirlo, en determinadas
                                                             circunstancias, como la de una comida con un cliente parco en palabras.
                                                             No hay que preocuparse por sacar temas, es algo que corre de su cuenta, lo
                                                             que libera mucho.

                                                             A lo que voy es a que insistir en esas ventajas innatas de las mujeres puede
                                                             llevar a encasillarlas en determinados tipos de ocupaciones, cuando de lo
                                                             que se trata es de que funcione siempre y en todo caso la meritocracia sin
                                                             distinción de sexos. Es posible que, si eso ocurriera, terminaría de forma
                                                             natural por haber más mujeres en unas áreas y hombres en otras, pero
                                                             siempre hombres y mujeres en las dos, porque los habrá bien preparados
                                                             y capaces en ambos sexos. Digo que es posible, porque me siento incapaz
                                                             de afirmarlo categóricamente, y para eso están los expertos. Alguien habrá
                                                             planeado una investigación al respecto en algún sitio y nos lo contestará.

                                                             Mientras, yo creo que hay que tener cuidado y no construir un relato
                                                             demasiado tópico de las cualidades femeninas que deje fuera de juego a las
                                                             muy numerosas que no encajan del todo en él. La hija de unos amigos, por
                                                             ejemplo, podría haber sido modelo por su físico, pero está en la Academia
                                                             de Policía y a nadie de los que la conocemos nos ha extrañado. Una mirada
                                                             suya basta para paralizar al más bragado. Espero que no la destinen a un
                                                             gabinete de comunicación.

                                                             No conozco a fondo el fenómeno de las Malasmadres, pero tiene algo que
                                                             ver con esta idea. Podría crearse el Foro de las Mujeres Calladas o Malas
                                                             Comunicadoras, claro que, con esa premisa, si se creara funcionaría fatal. #

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