Page 69 - MUJERES A SEGUIR 6
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algún ejemplar de su libro en la mesilla para el siguiente huésped que
           ocupase la habitación. “Si tuviera que dejar un texto sería la Declaración
           Universal de Derechos Humanos. Por cierto, hay hoteles en los que la
           tienen”. Cuántas veces no habrá abierto los ojos preguntándose dónde
           amanecía esta vez, porque en su nomadismo habitual le toca desempeñar
           misiones por el mundo, dada su responsabilidad en la comisión de
           Derechos  Humanos  del  Parlamento  Europeo.  “No  solo  no  me  quejo,
           sino que mis viajes se pueden asumir con tranquilidad. No lo llevo
           mal. Conozco personas que se desplazan de forma habitual,
           mujeres que tardan dos o tres horas en llegar a su lugar de
           trabajo, y lo hacen de lunes a viernes o a sábado. Eso sí me
           parece admirable”. Pero si las piezas encajan con precisión
           de maquinaria suiza es en virtud a un orden extremo, a una
           agenda planificada al milímetro y a la eficacia de un equipo
           solvente. Todo lo anota, me explica, desde los compromisos
           públicos hasta los cumpleaños o las cenas con los amigos,
           porque la gestión del tiempo es capital.

           A veces, lo reconozco, no sé guardar los límites y a la mujer
           observadora que soy le pisa el terreno la curiosa impenitente,
           y entonces pregunto lo que no debo… o fisgoneo donde no me
           llaman. La maleta anda cerca, pues Beatriz Becerra es una mujer
           en tránsito, de modo que me puede el deseo de averiguar qué
           guarda ahí. “Soy como Merkel pero de Zara. No tengo setenta
           y pico chaquetas como ella, pero soy práctica con las prendas y
           las combino bien. Siempre adquiero la ropa en tiendas españolas.
           Soy muy fan de Zara (la única posibilidad de comprarme ropa es en el
           aeropuerto). En general me gustan los diseñadores españoles”.

           ¿Y ahora qué?, nos preguntamos las dos, porque la incógnita sobre
           su futuro se convierte en una variable determinante en su ecuación
           vital. Las próximas elecciones al Parlamento Europeo se celebrarán
           en la primavera de 2019 y lo que sucederá es la duda de Beatriz
           y mi cuestión final. “A mí me gustaría terminar el trabajo
           que estoy haciendo, lo que implicaría un segundo mandato.
           Creo que todavía puedo aportar, aunque siempre me lo he
           planteado como algo temporal. Tengo muchísimos proyectos
           en marcha, en paralelo a la actividad parlamentaria. Si me
           preguntas dónde querría estar después de mayo de 2019,
           diría que en Bruselas otra vez”. #


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