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Cristina
Monge
«antes ya se
había firmado
eL Pacto Verde
euroPeo, Pero
estos Programas
de recuPeración
han confirmado
dos años LLeVó que Para euroPa exacerbando aún más las disparidades existentes dentro de los países y entre
negociar modernizar La ellos”. La pandemia volvió a empujar el año pasado a 71 millones de personas
Los diecisiete economía Pasa a la pobreza extrema (el primer aumento de la pobreza mundial desde 1998)
y agravó la situación de vulnerabilidad de los mil millones de habitantes de
objetiVos, con 169 Por digitaLizarLa y barrios marginales del mundo. Aquí, en España, también hemos visto cómo
metas concretas, reVerdecerLa» se disparaban las cifras de paro y de personas que tenían que recurrir a los
estabLecidos servicios de emergencia social.
Por La agenda, Pero, por otro lado, lo vivido estos meses nos ha obligado a revisarnos a
que abarcan nosotros mismos y al modelo en el que vivimos. El confinamiento y la
Las esferas restricción de movimientos también han tenido, sobre todo en los primeros
económica, sociaL meses, un impacto brutal sobre lo que hacíamos y cómo lo hacíamos. “No
y ambientaL cabe duda de que la pandemia ha modificado nuestros hábitos, formas de
trabajar y modo de vida. La generalización del sin contacto, el teletrabajo,
las reuniones virtuales y las compras online, aunque son medidas inmediatas
para hacer frente a la situación, también han llevado a la gente a cambiar su
forma de producción y de vida. Si esta parte del cambio puede mantenerse,
quizá los países alcancen los objetivos de desarrollo sostenible, aunque esto
está por ver”, reflexiona Cristina García Fernández, profesora de Economía
Aplicada, Pública y Política de la Universidad Complutense.
Antes de que el coronavirus protagonizara nuestras vidas, el mundo también
andaba ocupado y preocupado por buscar formas de salvar el planeta. Y
aunque la emergencia sanitaria desplazó momentáneamente el foco de
atención, no ha acabado con la legítima preocupación que buena parte de la
población siente por esta cuestión. Antes al contrario, la conciencia sobre la
necesidad de lucha contra el calentamiento global ha salido reforzada de la
crisis. “En aquel primer momento fuimos muchos los que pensamos que la
COVID iba a centrar todos los esfuerzos y que los temas medioambientales,
que tanto había costado situar en primera línea, se iban a ver relegados, pero
afortunadamente no ha sido así. Estábamos equivocados, yo la primera”,
reconoce Cristina Monge, politóloga y profesora de Sociología en la
Universidad de Zaragoza. “Ha habido tensiones políticas y económicas, pero
lo cierto es que al final, cuando Europa ha decidido poner en marcha sus
planes de recuperación, ha hecho de las cuestiones ambientales el centro de
esas políticas. Antes ya se había firmado el Pacto Verde Europeo, pero estos
programas de recuperación han confirmado que para Europa modernizar
la economía pasa por digitalizarla y reverdecerla”. También el presidente
estadounidense, Joe Biden, dio la sorpresa en abril al comprometerse ante
Naciones Unidas a que las emisiones netas de gases de efecto invernadero
de su país se reduzcan entre un 50% y un 52% en 2030 respecto a los niveles
de 2005, lo que supone un giro importante respecto a la política mantenida
por Estados Unidos en los últimos años.
La voluntad de cambio no se queda en el ámbito político, también parece que
la conciencia ciudadana sobre esta cuestión ha crecido en el último año. El
73% de los españoles consideran que, a largo plazo, el cambio climático se
convertirá en un problema tan grave como la crisis del coronavirus, según los >>
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