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# opinión
                          y
              Charo Izquierdo  Periodista y escritora



                                       La moda será               Ya, ya, seguramente pensarás “vaya exagerada esta mujer”. No será para
                            sostenible o no será                  tanto. Pero así es. Y la moda será sostenible o no será. Y aún hay más.
                                                                  Así.
                                                                  Porque se cuenta constantemente que la moda es la segunda industria más
                                                                  contaminante que existe. Pero, ¿quién nos dice que tiene que seguir siendo
                                                                  así? Personalmente, no encuentro el motivo para que no se produzca el
                                                                  cambio real. Y la acción no ha parado ni está parando.
                                                                  Así es y así será.
                                                                  Porque lo establecen, entre otros, los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
                                                                  En realidad, la industria textil en toda su cadena de valor está tocada por
                                                                  la varita mágica de los diecisiete objetivos que la ONU estableció para que
                                                                  en 2030 el mundo sea más justo, más sano, más limpio, diverso, igualitario.
                                                                  Y porque la moda tiene un efecto social, económico y medioambiental
                                                                  tremendamente visible. Y desde luego que esto es importante y mucho más
                                                                  gracias y en función de la comunicación que realizan los medios, que es
                                                                  básica, porque estos tienen la capacidad de dar un empujón a los cambios
                                                                  sociales o de contribuir a su paralización o, lo que es lo mismo, a que las
                                                                  cosas se queden como están. Y concretamente la moda tiene un jugoso
                                                                  impacto social y mediático que se debería aprovechar.
                                                                  Con complicidad.
                                                                  Porque hoy la moda cuenta con unos cómplices principales que son los
                                                                  consumidores, muchos consumidores. Ellos, nosotros, nosotras detentamos
                                                                  un poder del que no siempre somos conscientes. Poderío para reclamar
                                                                  transformaciones, por las que además pagamos. Hoy, los llamados
                                                                  prosumidores, además de comprar, se convierten en activistas capaces de
                                                                  actuar a favor de las marcas que garantizan el compromiso sostenible,
                                                                  pero también prestos a penalizar a quienes no lo hacen. En la actualidad
                                                                  cada vez más personas están dispuestas a comprar más cara esa ropa cuya
                                                                  procedencia sostenible esté probada, ya sea debido a las materias primas
                                                                  usadas, ya a los sistemas de producción, y desde luego teniendo la posibilidad
                                                                  de comprobarlo debido a las exigencias de trazabilidad y transparencia que
                                                                  imperan y a los sistemas cada vez más sofisticados que se implantan para
                                                                  ejercerlas y acceder a ellas. De hecho, según un estudio de Boston Group
                                                                  Consulting realizado en 2020, el 38% de los consumidores compró ropa
                                                                  teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad.
                                                                  En la vida y en la muerte.
                                                                  Porque si es fundamental conocer el pasado de la ropa, no lo es menos
                                                                  proyectar el futuro de las prendas cuando mueran, es decir cuando ya no las
                                                                  usemos más, una muerte muy prematura, teniendo en cuenta que al parecer
                                                                  nos bastan de media dieciséis puestas antes de tirarlas. Es el motivo por el
                                                                  que cada año se mandan a vertederos e incineradoras cuarenta millones de
                                                                  toneladas de textil, según la fundación Ellen MacArthur.
                                                                  ¿Tiene por qué seguir siendo así?
                                                                  Pues tampoco. Es más, nada volverá a ser como antes. De momento, este año
                                                                  será el último en que pueda destruirse textil invendido. Y antes de que acabe
                 Foto: Pablo Neustadt                             residuos para su reciclaje. Y esto es responsabilidad financiera y organizativa
                                                                  2024 tendrá que haber recogida selectiva de textil. Así se preparará esos
                                                                  de las empresas implicadas, pero también una realidad que depende de la
                                                                  ciudadanía.
                                                                  Por todo esto, además de sostenible, la moda será circular o no será. #


                             «Se cuenta constantemente que la moda es la segunda industria  más

                      contaminante que existe. Pero, ¿quién nos dice que tiene que seguir siendo así?»




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