Page 16 -
P. 16
# opinión
y
Charo Izquierdo Periodista y escritora
La moda será Ya, ya, seguramente pensarás “vaya exagerada esta mujer”. No será para
sostenible o no será tanto. Pero así es. Y la moda será sostenible o no será. Y aún hay más.
Así.
Porque se cuenta constantemente que la moda es la segunda industria más
contaminante que existe. Pero, ¿quién nos dice que tiene que seguir siendo
así? Personalmente, no encuentro el motivo para que no se produzca el
cambio real. Y la acción no ha parado ni está parando.
Así es y así será.
Porque lo establecen, entre otros, los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En realidad, la industria textil en toda su cadena de valor está tocada por
la varita mágica de los diecisiete objetivos que la ONU estableció para que
en 2030 el mundo sea más justo, más sano, más limpio, diverso, igualitario.
Y porque la moda tiene un efecto social, económico y medioambiental
tremendamente visible. Y desde luego que esto es importante y mucho más
gracias y en función de la comunicación que realizan los medios, que es
básica, porque estos tienen la capacidad de dar un empujón a los cambios
sociales o de contribuir a su paralización o, lo que es lo mismo, a que las
cosas se queden como están. Y concretamente la moda tiene un jugoso
impacto social y mediático que se debería aprovechar.
Con complicidad.
Porque hoy la moda cuenta con unos cómplices principales que son los
consumidores, muchos consumidores. Ellos, nosotros, nosotras detentamos
un poder del que no siempre somos conscientes. Poderío para reclamar
transformaciones, por las que además pagamos. Hoy, los llamados
prosumidores, además de comprar, se convierten en activistas capaces de
actuar a favor de las marcas que garantizan el compromiso sostenible,
pero también prestos a penalizar a quienes no lo hacen. En la actualidad
cada vez más personas están dispuestas a comprar más cara esa ropa cuya
procedencia sostenible esté probada, ya sea debido a las materias primas
usadas, ya a los sistemas de producción, y desde luego teniendo la posibilidad
de comprobarlo debido a las exigencias de trazabilidad y transparencia que
imperan y a los sistemas cada vez más sofisticados que se implantan para
ejercerlas y acceder a ellas. De hecho, según un estudio de Boston Group
Consulting realizado en 2020, el 38% de los consumidores compró ropa
teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad.
En la vida y en la muerte.
Porque si es fundamental conocer el pasado de la ropa, no lo es menos
proyectar el futuro de las prendas cuando mueran, es decir cuando ya no las
usemos más, una muerte muy prematura, teniendo en cuenta que al parecer
nos bastan de media dieciséis puestas antes de tirarlas. Es el motivo por el
que cada año se mandan a vertederos e incineradoras cuarenta millones de
toneladas de textil, según la fundación Ellen MacArthur.
¿Tiene por qué seguir siendo así?
Pues tampoco. Es más, nada volverá a ser como antes. De momento, este año
será el último en que pueda destruirse textil invendido. Y antes de que acabe
Foto: Pablo Neustadt residuos para su reciclaje. Y esto es responsabilidad financiera y organizativa
2024 tendrá que haber recogida selectiva de textil. Así se preparará esos
de las empresas implicadas, pero también una realidad que depende de la
ciudadanía.
Por todo esto, además de sostenible, la moda será circular o no será. #
«Se cuenta constantemente que la moda es la segunda industria más
contaminante que existe. Pero, ¿quién nos dice que tiene que seguir siendo así?»
16