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En unos días arrancará oficialmente la temporada de rebajas,
que siempre es una buena oportunidad para conseguir artículos
a buen precio, aunque conviene tener cuidado para no acabar
cayendo en el consumismo desaforado. Centrarse en los básicos,
considerar nuestras verdaderas necesidades, evitar las compras
impulsivas y no sucumbir al reclamo de los descuentos son buenos
consejos si no queremos acabar con un montón de ropa que
después no utilizaremos. Que es precisamente lo que suele pasar:
según la Ellen MacArthur Foundation, referente de la economía
circular, cada prenda se usa de media apenas entre siete y diez
veces antes de ser desechada, echando así más leña al fuego de
una maquinaria industrial que se ha convertido en la segunda
más contaminante del mundo, solo por detrás de la petrolera. En
concreto, el sector de la moda es en la actualidad responsable del
10% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 20% de
los tóxicos que se vierten al agua.
Consumimos ropa si no por encima de nuestras posibilidades,
desde luego, sí por encima de las posibilidades del planeta. Desde
la aparición del fast fashion, las colecciones se han multiplicado,
las tendencias se solapan y las prendas han ido acortando su vida
útil, induciéndonos a una vorágine de cambio constante. Con
tal cantidad de ropa a un precio asequible a nuestra disposición,
la segunda mano era hasta hace poco una opción casi exclusiva
de personas o bien muy concienciadas o bien pertenecientes a
colectivos vulnerables.
Sin embargo, parece que las cosas empiezan a cambiar. De un
tiempo a esta parte, en muchas ciudades de nuestro país proliferan
tiendas que ofrecen prendas vintage a precios asequibles. Son
pequeños establecimientos o cadenas como Jóvenes Unidos y,
sobre todo, Humana. Esta última depende de la Fundación Pueblo
para Pueblo y tiene ya medio centenar de tiendas en nuestro país
(la mayoría en Madrid y Barcelona). El año pasado aumentó sus
ventas un 19% y cerró el ejercicio con una cifra de negocio de 28,1
millones de euros, duplicando la de 2019.
Vestir ropa usada se ha convertido en algo En paralelo, plataformas online como Wallapop, Vinted o Vestiaire
‘cool’, especialmente entre los más jóvenes. Collective se han convertido en otro canal de compra alternativo
a las tiendas habituales. Wallapop es el indiscutible líder del
Al auge de tiendas de moda ‘vintage’ y de consumo de segunda mano en nuestro país. De acuerdo con los
plataformas como Vinted o Wallapop se datos de Smart Analytics, es, de hecho, la tercera app más usada
suman ahora los gigantes del ‘fast fashion’, por los españoles para hacer compras, tras Amazon y Aliexpress,
y por delante de Shein. Nacida en Barcelona, la plataforma
que empiezan a entrar en este mercado. La cumplió el año pasado su décimo aniversario. Durante esta
segunda mano se postula como una forma más década, los usuarios de Wallapop han superado los 17 millones
sensata de consumir moda. Sin embargo, en en los tres mercados en los que opera: España, Italia y Portugal.
La compañía cerró el pasado ejercicio con unos ingresos de 91
función de cómo se haga, podría no ser tan millones de euros, un 26% más que en el año anterior.
verde ni tan responsable como se presenta.
Sea en tiendas o a través de internet, lo que está claro es que
Isabel López adquirir ropa usada ya no es considerado algo cutre o propio de >>
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