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# opinión
Alicia de Mendizábal | Periodista
Sin adverbio
intercalado
Cuenta Nazareth Castellanos en El puente donde habitan las sobre lavarse los dientes o salir a correr, todas querían coger la
mariposas cómo un día Santiago Ramón y Cajal, en su faceta vez para compartir su forma de hacer las cosas (pues yo, pues
de profesor en la Facultad de Medicina, observó un silencio y yo…); ahora la voz interior que resuena es la mía al descubrir
atención inusual por parte de sus alumnos. Curioso, le preguntó a la muletilla que se está colando en todas las conversaciones:
uno de los pupilos sobre el estado de calma que había en la clase. formales, informales, de aquí y de allá, sin importar el tema,
Este le confesó que apostaban a pares y nones la cantidad de veces momento o personas.
que decía “etcétera”, una palabra con la que al parecer acababa
todas las frases. Al día siguiente, Ramón y Cajal, cuya capacidad “Me parece como horrible”. “Venimos como del mundo de…”.
cerebral es por todos conocida, impartió la lección obviando el “Era como un buen momento”. “Antes preguntábamos como
vocablo por completo, hasta el final…”Mañana explicaremos el por…” “Vamos como aprendiendo…” “Me siento como…”
siguiente tema. ¡Ah!, se me olvidaba: etcétera, etcétera, etcétera. “Fue primero como…” De un tiempo a esta parte escucho este
Hoy ganan los nones”. adverbio, colado en pódcast, tertulias, entrevistas, coloquios,
en mi círculo cercano y ¡en mí misma! (emoji cara de pánico),
Como los estudiantes del Nobel, la observación del lenguaje es que me hace preguntarme el porqué de este nuevo automatismo
uno de mis pasatiempos favoritos a pesar de los que me rodean. incorporado a las expresiones diarias. Un adverbio intercalado
Y digo esto, pues si bien fastidié a mi grupo de amigas cuando que primero sale subrayado como incorrecto si lo escribes en un
detecté que tras contar una experiencia sobre algo tan mundano Word y segundo que consigue quitar peso a cualquier oración,
párrafo o pensamiento. Empiezo a pensar que “ese como” no es
un “debuty”, “un 100 por 100” o “en serio”, o en la palabrería y
expresiones propias de la generación de cada uno, es algo más,
hasta representativo del estado anímico de la sociedad pues
nos quita legitimidad, nos muestra acomplejados, miedosos a la
confrontación, para no ofender a nadie o simplemente nos hace
parecer confundidos, sin saber cuáles son nuestras creencias,
preferencias y sentimientos. Pero hay esperanza (siempre la hay).
Por ahora no he escuchado pronunciarlo a nadie con más de 60
años, la edad a partir de la cual, uno, como bien decía Carmen
Posadas en una conferencia de Aprendemos Juntos, entra en la
prórroga y, especialmente si se es mujer, se empieza a hacer lo
que verdaderamente se quiere, no lo que se supone que se tiene.
Se alcanza la libertad de actuación y habla, con la madurez y
experiencias suficientes, con la posición, actitud y visión muy
claras. Se empieza a actuar sin adverbio intercalado. Sin ‘comos’.
A montar y liderar empresas, hacer ese viaje, hablar sin tapujos,
dedicar tiempo a lo que te gusta, a aprovechar las oportunidades
que te presenta la vida, incluso a hacer cosas por primera vez.
Posadas se apuntó a clases de tango. Y yo, mientras tanto, con 20
años menos, como que no me atrevo. #
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