No vamos a analizar aquí si los debates televisados entre rivales políticos sirven para despejar dudas en los votantes indecisos. Pero tras la reciente campaña electoral parece claro que el espectáculo que esos encuentros generan en televisión tiene varios efectos positivos en el consumo de medios. Uno, directo, sobre las cifras de audiencia del medio, cuyo reinado en el interés de los espectadores está en cuestión permanente.
Los dos debates programados (aunque uno de ellos con severos tropiezos) dentro de la reciente campaña electoral se han colocado como los programas de televisión más vistos en lo que va de año. El emitido el martes 23 simultáneamente en Antena 3 y La Sexta, con un dato de audiencia media de 9.477.000 telespectadores y una cuota de pantalla del 48,6%, se ha colocado como el más visto, seguido del que se emitió el día anterior en TVE y diez cadenas más, que obtuvo una audiencia media de 8.886.000 telespectadores y una cuota de pantalla del 44,4%.
El espectáculo político ha superado al futbolístico, una apuesta casi siempre segura en televisión, de modo que los cuatro candidatos casi han duplicado en audiencia a los jugadores de la selección española de fútbol y los de Malta, enfrentados en el partido de clasificación de la Eurocopa, y a los jugadores del Barcelona y el Real Madrid, durante la Copa del Rey, que son los dos programas más vistos del año, de momento, después de los debates, con 4,1 y 3,7 millones de espectadores de audiencia media, respectivamente.
En relación directa con ese primer efecto positivo de los debates políticos sobre la audiencia de televisión, está la influencia que tiene sobre el impacto publicitario. Esta semana, Ymedia publicaba un informe en relación a ello, a partir de los datos de Kantar, y reflejaba cómo en el primer bloque publicitario abierto durante la emisión del debate en Atresmedia (el programado por TVE no emitió publicidad) se alcanzaron cifras de GRP's a formato muy potentes.
Pero, además, los debates televisados tienen un efecto positivo indirecto en Twitter, un soporte cuya vinculación con la televisión está ya más que demostrada. Según un análisis realizado por la compañía de investigación Cimop con datos de Kampal sobre el seguimiento de la campaña política en Twitter, durante los dos días que tuvieron lugar los debates en televisión, las menciones en esta red a los líderes de PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos aumentaron de forma importante (no se analiza aquí el sentido de las menciones, solo la cantidad) y, por el contrario, las menciones al líder de Vox, muy activo en Twitter durante toda la campaña electoral, se situaron a distancia de sus rivales.
¿Recuerdan a Mike Wazovsky, uno de los personajes de Monstruos SA, cuando decía aquello de: "¡He salido en la tele!"?
Pues las cifras de audiencia de los debates electorales parecen demostrar que el medio mantiene una muy notable capacidad de concentración de audiencia, de fascinación cabría decir, cuando emite en directo acontecimientos que prometen altas dosis de espectáculo, emoción o controversia. Por más que el sector se halle en estos momentos empañado, y esté dedicando a ello una enorme cantidad de recursos, en la consecución de una comunicación cada vez más individualizada, las grandes coberturas siguen siendo fundamentales para dotar de notoriedad y fama a las marcas, y la televisión parece todavía en condiciones de proporcionarlas. Su demostrada buena combinación con Twitter, aunque la cobertura de la red social sea mucho más limitada, diseña un terreno de juego muy interesante para la planificación.