Opinión

La segunda revolución en la familia; por Mauro González

La crisis que  estamos padeciendo (económica, de valores, actitudinal, de liderazgo),está produciendo una nueva transformación en la institución familiar. La primera gran revolución se produjo en los Noventa con la ruptura de la familia tradicional y la emergencia y consolidación de otros modelos familiares: familias monoparentales, familias recompuestas, familias homosexuales, unipersonales, nucleares sin hijos… etcétera. En la actualidad estamos asistiendo a una segunda revolución que afecta más a la génesis de la familia, a los valores, al cambio de actitudes que se dan en esta institución, lo que demuestra su capacidad de adaptación, flexibilidad y cambio.

Aparte de algunos datos constatables en fuentes del INE como:

- el descenso de la natalidad (1,3 hijos por madre frente a los 1,5 hijos de hace unos años)

- el decrecimiento de separaciones y divorcios (antes de la crisis había un 24% más)

- el aumento de la edad media a la que las mujeres son madres (32 años frente a los 28,5 de 1976 o  los 30  de 2000)

-  el aumento de la edad a la que hombres y mujeres acceden al matrimonio (36 años la media de los hombre y 33 la de las mujeres)

se están dando algunos fenómenos, cambios y modificaciones en la institución familiar que llaman poderosamente la atención.

1. Una de las primeras cosas que llama la atención es la génesis, el cambio en la construcción de lasparejas: frente al azar que arropaba el enamoramiento, el caerse bien, el gustarse, incluso la conveniencia… hoy en día lo que prima es la compatibilidad, medida con sus tests correspondientes. Este proceso parece disminuir el riesgo de equivocación, haciendo del proceso de constitución de la pareja algo científico. En este sentido han proliferado muchas empresas que garantizan el éxito de las futuras parejas mediante los índices de compatibilidad ( meetic, edarling, mobifriends etcétera).

No sería de extrañar que en un futuro próximo tanto la iglesia como los juzgados donde se celebran matrimonios exigieran el certificado de compatibilidad antes de firmar el contrato matrimonial.

2. Cambios fundamentales en el simbolismo familiar

a) De matar al padre a salvar al padre. En el arquetipo edípico planteado por Freud, el hijo desea la muerte del padre para ocupar su posición : esto da lugar a la identidad, a la responsabilidad , a la independencia. En los tiempos actuales se está produciendo una inversión de esta deseo inconsciente: en vez de matar al padre se intenta recuperar/resucitar al padre, dado que es la figura salvadora y garante de la supervivencia en la actual coyuntura económica; múltiples ejemplos ilustran esta inversión del arquetipo : personas mayores rescatadas de las residencias para garantizar unos ingresos familiares; hijos que vuelven al hogar familiar por falta de trabajo o fracasos afectivos; jóvenes que, estando en pareja, siguen viviendo cada uno en la casa de sus padres ;

b) Ruptura del paralelismo Familia-Estado. Asistimos a un cambio importante en el rol y comportamiento del Estado:

-          de institución  que protege a institución que deja desamparado

-          de alguien que da a alguien que pide

-          de institución solvente a institución endeudada

-          de ser una entidad independiente a depender de una estructura superior y tremendamente exigente ( Europa )

En el pasado de daba un cierto paralelismo, confluencia y sintonía entre la institución familiar y el Estado, al menos en lo que a protección se refiere. Actualmente este paralelismo está roto y  me pregunto si la transformación que se está dando en la familia no tiene que ver con el derrumbe del rol y comportamiento que ha tenido el Estado; y si, por otra parte, las demandas que se hacen a la familia no tendrán que ver con que la familia está asumiendo las competencias que ha dejado el Estado.

3. Desestabilización y refuerzo de valores familiares. La crisis económica está provocando un efecto ambivalente sobre el rol de la familia: por una parte la ha desestabilizado, mientras que por otra le ofrece un protagonismo, difícil pero insoslayable de cara al futuro de sus hijos:

a) Desestabilización: desde el punto de vista de la inserción de los hijos en la vida social, la familia promovía  en casa el valor de la formación como llave de acceso a la vida profesional y a la autonomía personal. El título universitario simbolizaba hace años la llave que abría las puertas de un futuro brillante. Con las tasas de paro actuales y con un horizonte a medio plazo que no contempla la reactivación del mercado laboral, la fórmula "formación-trabajo garantizado, se ha caído por su propio peso. El padre y la madre se preguntan con angustia ¿qué les digo a mis hijos?.

Otros interrogantes que antes se despejaban en el ámbito familiar quedan hoy en día sin respuesta: ha fallado la construcción del carácter del individuo en el seno de la familia; no es de extrañarse que la inmadurez sea el rasgo más visible del carácter de la juventud, en lugar del carácter en el sentido psicológico y social de esa noción que exigía rigor y constancia en los planteamientos. Ante esta falta de rigor y constancia sólo se exhiben perfiles o estados de ánimo.

Es difícil transmitir por parte de la familia modelos afectivos a sus hijos. La deconstrucción de la pareja y la búsqueda de modelos alternativos ha sembrado la duda en los propios padres, que se han quedado sin criterio para orientar afectivamente a sus hijos.

La crisis no sólo dificulta el acceso de los hijos al mundo adulto, sino que desdibuja y destruye los modelos de imitación y de identificación: en el mundo adulto se produce una regresión al mundo juvenil, reeditando quizás la juventud perdida : padres que lo son de nuevo a los 50 o madres que redescubren a esta misma edad una nueva juventud (viajes, salidas, diversión, experiencias sexuales… todo aquello de lo que no pudieron disfrutar mientras fueron madres). ¿Dónde se mirarán los hijos?

b) Refuerzo. Por otra parte se está produciendo una recuperación de las relaciones paterno-filiales. Tanto padres como hijos perciben que la familia es un lugar de protección y afectividad más seguro y duradero que la pareja u otras instituciones. En este sentido, no es de extrañar que la familia sea una de las instituciones más valoradas, por encima de la escuela y la universidad; valorada a  distancia apreciable de las empresas, fuerzas del orden, medios de comunicación  y administraciones públicas y a gran distancia de la  religión, los políticos y los bancos.

La familia sigue siendo, aunque no exenta de dificultades, - -y me refiero a la familia como institución, sea el modelo de familia que sea– la garante de la ética y de la moral social. Si algo de ética y de comportamiento moral existe en nuestra sociedad, es en la familia donde se genera, se aprende y se trasmite; porque el fundamento de la familia es  la generosidad y el desprendimiento por la otra persona, el esfuerzo, el sacrificio, el amor por la pareja, los hijos o los padres. La crisis ha destapado muchos comportamientos reprobables, no hace falta mencionarlos; pero también está descubriendo el papel fundamental que ejerce la familia en la construcción de una ética con la que conducirnos como personas y ciudadanos.

4. La familia bioeconómica.Estamos asistiendo al retorno de la familia nuclear extendida. La familia está experimentando una regresión evolutiva: hijos, nuera y nietos que vuelven a la casa de los padres jubilados o a punto de jubilarse; el albañil que tiene que retomar las labores agrícolas junto al padre, y retorna al pueblo que le vio nacer; la viuda que se gana un dinero en casa del hijo sustituyendo a la canguro, que ha vuelto a su país… etcétera. Las situaciones del reflujo del individuo hacia el núcleo familiar son abundantes.

 El vínculo de sangre recobra el protagonismo que tuvo en otras épocas en la génesis, desarrollo y protección de la familia: lo instintivo sobresale por encima de cualquier otro lazo familiar. Lo biológico conecta con la necesidad económica para generar la familia bioeconómica, siendo este concepto la respuesta a una situación de crisis y emergencia social:

 - familias que asumen las hipotecas de los hijos

 - vuelta de los hijos al hogar familiar al no poder paga el alquiler del piso.

 - pensión de los padres jubilados, como sostén o complemento al de su familia biológica.

 - necesidad de volver a vivir con los hijos para aportar a la familia el pago de la residencia donde ingresaron con más o menos agrado

 - reconciliación forzada de parejas separadas para compartir hipoteca, educación de los hijos, gastos de la casa…

El concepto de familia bioeconómica supone una supremacía de lo biológico, de lo instintivo – y una vuelta a las motivaciones básicas: alimento, protección, seguridad – frente a consideraciones culturales y  más elaboradas del concepto familiar: afectividad, comunicación, amor, lazos fraternales… Al mismo tiempo, si hablamos de las circunstancias, lo económico se impone en esta nueva formulación frente al atractivo de otras fuerzas que operaba en otras épocas como factor externo de impulso a la familia.

5. Empobrecimiento de las familias. Estamos asistiendo a un empobrecimiento de las familias: 12,7 millones de españoles se han empobrecido desde que se inició la crisis (por empobrecimiento se entiende no tener ingresos suficientes para tener una vida digna). Este hecho está dando lugar a un corrimiento de fronteras entre las clases medias y  las clases pobres/empobrecidas, por un lado, y a la devaluación de los niveles aspiracionales de los españoles, por otro.

- La clase media española se ve amenazada por la crisis; el territorio fronterizo entre la clase media y la clase empobrecida, se transita con demasiada facilidad, lo que da lugar a mecanismos de control, a la emergencia de actitudes conservadoras y timoratas… que impiden la relajación, la alegría, el gasto, la inversión y el riesgo. Conocer a fondo los habitantes de este territorio fronterizo – o mejor dicho el viaje que están realizando, con sus temores, amenazas, ilusiones, aspiraciones y estrategias – es clave para entender la nueva sociedad que va a surgir de este movimiento impuesto por la crisis.

- Devaluación de los niveles aspiracionales de los españoles : del mileurismo al nimileurismo. En 2005 nace el término mileurista teñido de connotaciones  de queja y precariedad. En cambio, en el 2013 ganar 1.000 euros se ha convertido en una aspiración. Esta devaluación de las aspiraciones, especialmente referida a los jóvenes tiene que ver con la situación de devaluación de la economía global y en particular con la devaluación vital de los jóvenes españoles: el 54% de los jóvenes entre 18-34 años no tiene un proyecto vital interesante, según Metroscopia. Esta falta de proyecto vital se traduce en desinterés político, evitación del riesgo, falta de compromiso, hedonismo abúlico, desánimo en los estudios, perfil bajo en la actuación social, etcétera.

6. Resiliencia de las familias.La palabra resiliencia está de moda; bien es cierto que su potencial metafórico es tal que la psicología americana la adoptó en los Setenta (es una palabra que procede de la Física y a su vez viene del latín resilire, que significa rebotar).

En Física se define la resiliencia como la propiedad que tiene un cuerpo sólido de acumular energía tras la deformación elástica provocada por una presión ejercida sobre él; esta energía es liberada con mayor o menor rapidez y fuerza dependiendo del tipo de cuerpo y presión que soporta.

La familia está sometida, especialmente desde los años Noventa, a una serie de presiones, fuerzas, deformaciones, cambios… que generan sin duda energías que de una u otra forma tienen que liberar; es pronto para decir en qué dirección y con qué fuerza se van a liberar.

Existe reconocimiento de esta presión a la que está sometida la familia; existe preocupación; hay conciencia de las deformaciones surgidas… el futuro es incierto. No obstante hay algunos ejemplos de éxito , y espejo en el que mirarse : la resiliencia del capitalismo y su adaptación a los entornos hostiles provocados por él mismo.

7. Recuperando la voluntad cedida. La capacidad de regeneración de la sociedad y de la familia se ve empobrecida desde el momento en que se delega en terceros gran parte de las decisiones y asunción de responsabilidades que de suyo hay que ir tomando en la vida. Hemos vivido una etapa en la que la familia, basada en un sistema que funcionaba, no se preocupó de los parámetros que la guiaban. En la actualidad, debido a la crisis y no poder seguir navegando con el piloto automático, tiene que tomar decisiones y por tanto recuperar la voluntad cedida, es decir, constituirse en sujeto de su propia historia, buscando soluciones creativas y planteando una reorganización de la vida en común que las instituciones de representación y de ejercicio del poder político no han sabido o podido acometer hasta el momento.

La recuperación de la voluntad cedida, en unos casos viene impuesta por las circunstancias de la propia crisis (acogida, protección, sustento….) Quedan no obstante  otras áreas donde la familia debe coger un mayor protagonismo en la recuperación de esta voluntad cedida : educación, formación del carácter, transmisión de la ética y el comportamiento moral;  y como contrapeso a los valores economicistas y mercantilistas reinantes, favorecer la verdadera comunicación y la dimensión psicológica-trascendente del ser humano.

Mauro González

Director de Punto de Fuga

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